
«Vengo a hablar en nombre de los que no tienen negociadores, no tienen sindicatos, no tienen pauta ni padrinos políticos. Vengo a hablar en nombre del ciudadano común que paga las tarifas, sufre los cortes, soporta los aumentos y ve como la ciudad se cae a pedazos mientras otros se llenan los bolsillos», empezó Massoni su alocución, remarcando: «Me paro hoy en esta banca para ponerle nombre, peso y palabras a una verdad que muchos conocen y poco se animan a decir», indica El Chubut.
En ese sentido, puntualizó que «este Convenio Colectivo de Trabajo, que debería ser una herramienta de protección de trabajador, se convirtió en un manual de prebendas, privilegios y beneficios obscenos que no tienen correlato ni con el esfuerzo, ni con el trabajo, ni con el sacrificio que exige el servicio público».
Al respecto, detalló algunos de esos beneficios, mencionando «un salario mínimo vital y móvil adicional todos los años, más el adicional por zona desfavorable una bonificación del 17,65% del sueldo por no entregar refrigerio, un pago de hasta 20 sueldos completos al momento de la jubilación y compensatoria de los servicios públicos domiciliarios», entre otras cosas.
Massoni hizo referencia además a los «aportes obligatorios al sindicato que superan el 11% del sueldo por trabajador incluso si no están afiliados». «Lo más grave, estos privilegios no termina con el retiro, la renuncia ni la muerte, sino que se extienden a jubilados, a familiares de trabajadores fallecidos y a sedes gremiales», enfatizó.
«Esto no es un convenio colectivo, es una estructura legalizada de expoliación -dijo Massoni- es un sistema paralelo de poder económico y político financiado a costa de la quiebra empresarial y la miseria del ciudadano que paga la tarifa».
Además, remarcó que este esquema no podría existir sin complicidad política y que «el pacto de privilegios entre el Sindicato de Luz y Fuerza y distintos gobiernos de turno se fue construyendo durante años bajo la lógica del gobierno a cambio de silencio gremial. Se negoció poder político a cambio de impunidad económica».
«Y así, el sindicato fue convirtiéndose en una estructura con suma del poder público en materia de servicios esenciales».
Tampoco ahorró críticas para los concejales que votaron a favor del aumento «sin siquiera haber leído el convenio, votaron a ciegas porque ellos no pagan el ajuste, total el ajuste no lo pagan ellos lo paga la familia que no puede calefaccionarse, lo paga el comerciante fundido, lo paga también el jubilado que cobra menos de 500 mil pesos y debe destinar más de la mitad de su ingreso para afrontar una factura de servicios públicos», describió.
Federico Massoni hizo hincapié, en ese sentido, en el edil Marín Luna, a quien describió como «el ejemplo más claro de la degradación moral de nuestra dirigencia local». «Entre esos concejales hay uno que se destaca por su cinismo; denunciado por robo de energía eléctrica y, sin embargo, siempre votó y justificó los aumentos tarifarios. Lo digo con nombre y apellido: Martín Luna».
«Ellos son los que públicamente hablan de ficha limpia. Pero para los demás. Todavía no puedo entender como el cuerpo de concejales no le inició juicio político. ¿Será que no les molesta estar al lado de alguien que delinque? ¿Será como dice el refrán? Entre bomberos no se pisan la manguera.