Los influencers de viajes que siguen andando a pesar de la pandemia

Mientras el mundo mira atónito la evolución de la pandemia, algunos instagrammers de alto perfil parecen seguir de vacaciones. Envidiados por el gran público que integra los cientos de miles de seguidores, los influencers de viajes que…

domingo 03/05/2020 - 13:09
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Mientras el mundo mira atónito la evolución de la pandemia, algunos instagrammers de alto perfil parecen seguir de vacaciones.

Envidiados por el gran público que integra los cientos de miles de seguidores, los influencers de viajes que descansan sobre las fotos de sus atardeceres de ensueño ven ahora complicada su permanencia. Habiendo creado un emprendimiento contundente, que mueve millones alrededor del mundo y se ha convertido en la base más buscada de marketing del mundo del turismo, hoy la gran mayoría flaquea. Los más responsables han comenzado a trabajar en torno a la promoción de herramientas para cuidarse de la pandemia, sin embargo algunos de los más célebres, como @KOTravellersm liderado por Kate Torpy y Olly Neville , sostienen que mantener el ritmo de viajes es el rol que han de conservar, considerando que su función es apoyar a la industria.

Sus imágenes más recientes tomadas en Maldivas, Japón y Fiji siguen la tónica de sus publicaciones históricas, sin hacer mención al coronavirus y los efectos que ha producido a nivel mundial. Para su feed parece no existir ningún riesgo.

Aunque cada vez con mayor fuerza gana valor el hecho de que lo que se muestra en Instagram dista mucho de la vida real, cuando entre 300 mil y un millón de personas se ven «influenciadas» por los dichos de aquellos atractivos sujetos que «inspiran» a otros con sus supuestos estilos de vida y lo siguen haciendo en instancias como las presentes, es dable pensar sobre la responsabilidad que les cabe como emisores de información. Los influencers como autoprotección de su propio negocio o por inconciencia siguen vendiendo escapismo frente a la crisis global, convirtiendo sus muros en el mejor ejemplo de #InstagramvsRealidad.

Viajeros con barbijo

Aggie Lal es una líder de este segmento. Supera los 800 mil seguidores en Instagram. Comercializa su propia línea de trajes de baño. Su política ha sido la de promover- derribar el miedo, instando a que cada uno emprenda el viaje a aquel sitio que más teme. Se ha convertido en una especie de neo cronista de guerra, acudiendo a aquellos sitios donde las catástrofes asolaron: Puerto Rico, Arabia Saudita, Hawai, siempre en ocasión de crisis.

A punto de embarcar para Tailandia, su viaje se canceló porque el hotel de destino cerró sus puertas. No había nada positivo para relatar. Sin embargo, el negocio requería armonizar su feed (y sus cuentas), así fue como una cadena de posteos encantadores, sin sustento real (porque ella no pudo ir al destino previsto) mostraban viejas fotos con nuevos mensajes. En ningún momento mintió a su comunidad, pero el mensaje no fue previsor de los sucesos.

Según datos de la consultora McKinsey & Co., el gasto en experiencias ha crecido cuatro veces más rápido cada año que el gasto en bienes. Es que lo que se vende en Instagram es el valor de circular por esos sitios a los que pocos llegan. Es en ese sitio donde se basa el éxito de los instagrammers que, viendo amenazado su negocio, aún se sienten propensos a impulsar a viajar a destinos poco afectados, a puntos sin concentración de publico o puertas dentro de la frontera de un país.

Bastante avanzada la pandemia, Lal por primera vez mencionó el coronavirus en su feed, colocando una cita de una serie de ciencia ficción, pero no desalentó a viajar, sino a conservar la calma para apoyar la fortaleza de su sistema inmune.

Algunos influencers, además de contemplar su propia decadencia económica en el panorama venidero, ven caer a quienes fueron sus clientes. Emprendimientos turísticos boutique que se entraman en las experiencias de viajes para sobrevivir. Li-Chi Pan, con casi 500 mil seguidores, acababa de llegar a un hotel en París cuando debió tolerar discriminación por su origen en el bar del mismo albergue. La causa de su viaje fue la semana de la moda y fue invitada por Hermes y Valentino. En el mismo momento en que posteaba fotos en la torre Eiffel, Francia tenía 2.281 casos positivos y 48 muertes. Ella, en tanto, se jactaba de lo cariñosa y preocupada de su comunidad que no dejaba de enviarle mensajes preguntándole si se encontraba segura. No le fue muy sencillo empatizar con la comunidad y apenas hizo cuatro posteos en el último mes.

La inconciencia influencer

Vivian Velle y Johannes Richter llevan adelante @jovi_travel con algo más de 300 mil seguidores. Su más reciente viaje estaba programado para asistir a la feria de viajes más importante del mundo en Berlín. La exhibición fue cancelada cuando la ciudad tenía apenas 100 casos confirmados. Sin embargo, la conciencia no llegó a ellos: ahora planean visitar el invierno de los Alpes sin pasar por el sector italiano. En uno de sus últimos posteos invitan a conservar el espíritu infantil y «no tomarse las cosas demasiado en serio».

Otro referente del sector, @swedishnomad que supera los 160 mil seguidores, no ha dejado de postear sus imágenes en New York hace apenas tres semanas y siguió haciéndolo con registros desde España donde, finalmente, lo encontró la cuarentena. El blogger Alex Waltner asegura que tenía planeado ir a Europa, tal vez entrando por el Reino Unido. Asegura no tener miedo y sólo ha cancelado un tour por Venecia porque sí teme a que la cuarentena lo deje estancado en un sitio. Para este blogger los viajes se dispararán ni bien se normalice la situación. Sin embargo, los estudiosos ven un horizonte negro en ese planteo.

A Sarah Gallo la pandemia la encontró en un viaje patrocinado por Noruega. Debió reformular su viaje varias veces. Había planeado hacer un recorrido por Etiopía y más tarde pasar unos días en el Ártico, pero se decidió finalmente por Noruega esencialmente porque decidió elegir el sitio en el que iba a cumplir la cuarentena. Hace unas semanas como tenía viajes precedentes fuera de la región, comenzó a cumplir los días de aislamiento indicado por el gobierno quién, además, canceló el resto de su itinerario. Aún así, Gallo asegura que su cuarentena en una isla remota frente a fiordos de película es el lugar perfecto para permanecer. La angustia, aún en ese nivel de inconciencia viajera, llegó: teme no poder manejar la forma de salir del sitio en el que se encuentra.

Las preocupaciones en torno a los influencers de viaje no sólo radica en las cancelaciones, sino en cómo ha virado el interés del público. Para Alyssa Griffin quien se ha convertido en influencer de cruceros, las cosas están cambiando a una velocidad inmanejable. Si bien los 9 que tiene planeados para este año no se han cancelado aún, no recibe respuestas certeras de los organizadores.

A pesar de toparse con cientos de medidas de seguridad, siguen viajando. Gallo llevaba máscara N-99 en el vuelo de Nueva York a Londres y de Londres a Estocolmo. Edana Mg una neoyorkina líder en viajes, ha decidido cancelar sus salidas internacionales, pero ya programó vuelos a San Diego y Oregón porque, aseguró online, no le asustan los viajes domésticos.

Harry Hill, otra colega de Nueva York, no ha dejado de publicar imágenes de Williamsburg Hotel en Brooklyn. Incluso hizo una historia invitando a comentar en qué sitio de su comunidad está cada uno haciendo la cuarentena.

Jessica Wang fue la primera influencer que se declara abiertamente contagiada. Se encuentra en su mansión con sus hijos y afirma que lo que más extraña es su libertad para viajar a sitios nuevos sin preocuparse por ella y por otros.

¿Será, acaso, que la conciencia no compite con el nivel de seguidores?

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