Tras casi dos décadas viviendo en un sector del Cordón Forestal, dos familias fueron avisadas de un desalojo y por ende destrucción de sus viviendas.
Una de las casas ya fue demolida, y su único habitante debió abandonar el lugar. Allí, entre todos los escombros, quedó su perro que no entendía la situación y se echó al suelo a descansar entre los escombros.
En tanto, hay otra familia que ya fue notificada del inminente desalojo, aunque adelantaban que necesitaban garantías para poder abandonar el lugar que admiten haber ocupado de manera informal hace aproximadamente 18 años.
