Convirtieron un camión hidrante que Bullrich utilizaba para reprimir protestas en uno sanitizante para luchar contra el coronavirus

Es la última autobomba antimotines que había comprado la ex ministra de Seguridad y que era utilizada por la Guardia de Infantería Aeroportuaria. El vehículo lleva recorridos más de 3.000 kilómetros y ya utilizó más…

lunes 20/07/2020 - 23:45
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Es la última autobomba antimotines que había comprado la ex ministra de Seguridad y que era utilizada por la Guardia de Infantería Aeroportuaria. El vehículo lleva recorridos más de 3.000 kilómetros y ya utilizó más de 650.000 litros de solución clorada.

Primero por la pandemia del coronavirus y segundo como una manera clara de diferenciarse de la gestión anterior, según lo descrito por Infobae, el Ministerio de Seguridad de la Nación, a través de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), decidió reconfigurar el uso del único camión hidrante antimotines que tiene esa fuerza para realizar operativos de higienización en calles y lugares públicos de diferentes municipios del AMBA y de la provincia de Buenos Aires. En otras palabras, en vez llenar uno de sus tanques con 3.000 litros agua, un segundo almacenamiento con 50 litros de tinta, y un tercer receptáculo con 50 litros de gas lacrimógeno, para reprimir manifestaciones y protestas sociales, ahora rocía grandes superficies con hipoclorito de sodio para santizar, por ejemplo, los barrios populares para luchar contra el COVID-19.

La denominada autobomba multipropósito fue adquirida por la PSA en el año 2018 durante la gestión de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad de la Nación, como “vehículo de apoyo para el grupo Guardia de Infantería Aeroportuaria (GIA) para sus actividades de control y dispersión de multitudes ante incidentes”, según había anunciado la funcionaria.

El moderno vehículo hidrante cuenta con un blindaje de Nivel III, un monitor que puede expulsar un caudal de 1000 litros a 10 bar (presión) de potencia y logra un alcance promedio de 20 metros. A ellos, se le suman los “barre pies” derecho-izquierdo y frontal. La autobomba antimotines fue fabricada por la firma Techniques & Supplies. Está montada sobre un camión marca Ford, modelo 1119, y cuenta con una capacidad de carga de 11 toneladas. Fue concebido para un despliegue rápido y autónomo en “operaciones especiales”, como fue, por ejemplo, la represión en las inmediaciones del Congreso de la Nación el 24 de octubre de 2018 durante el tratamiento de la ley de presupuesto.

Desde el inicio de la cuarentena en nuestro país, el pasado 20 de marzo, la Policía de Seguridad Aeroportuaria volcó su capacidad operativa a la seguridad ciudadana, desde controles en los principales accesos, junto a otras fuerzas de seguridad, tanto federales como provinciales y municipales, hasta trasladar a los repatriados que llegaban al Aeropuerto Internacional de Ezeiza a los hoteles dónde debían realizar el aislamiento obligatorio, entre otras actividades.

OTRO ROL DE LA PSA

José Glinski, el comodorense director de la PSA, le contó a Infobae que el Grupo de Infantería Aeroportuaria, a donde fue derivado el camión antimotines ahora reconvertido, fue creado por la administración de Cambiemos.

José Glinski, el director nacional de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, junto a la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic. Ambos se diferencian de las políticas del área que implementaba la ex ministra Patricia Bullrich. (PSA)

En línea con la ministra Frederic, el funcionario se diferencia, y así lo expresa cada vez que puede, de la mirada que Bullrich tenia sobre el accionar de las fuerzas de seguridad y de la PSA en particular. “La gestión anterior supuso que la PSA tenía que estar preparada para reprimir a la protesta social. Esto aparece con los cortes de ruta que realizaban los trabajadores de Cresta Roja. Después la PSA debuta con su Grupo de Infantería con muy mal desempeño en las protestas de la reforma jubilatoria, en las inmediaciones del Congreso de la Nación. Esas tareas desperfilan la misión que tiene la policía. De ninguna manera desarmamos ese grupo de pertenencia, pero los enviamos a cumplir otras tareas que para nosotros son más importantes. Patricia Bullrich tenía la convicción de que la PSA necesitaba un grupo especial antitumulto. Desde el ministerio de Seguridad creemos que esta policía debe cumplir funciones específicas como la detección de drogas en los aeropuertos, la de trata de personas, prevenir y estar atentos sobre el tema de terrorismo, y obviamente en la seguridad de los propios aeropuertos porque para eso fue creada”, sostiene el director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

La primera actividad del ahora camión sanitizante se realizó el 9 de abril, en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Tres días después en el barrio 1-11-14, en el bajo Flores porteño, lugar donde, como en otros asentamientos populares, se produjeron importantes brotes de contagio de coronavirus y la desinfección de calles y fachadas era prioritario como barrera preventiva. A partir de entonces, las tareas del hidrante de la PSA comenzaron a ser demandaddas en otros barrios y municipios del AMBA, la zona más afectada del país por el COVID-19, más precisamente en Moreno, Campana, Escobar, Hurlingham, Quilmes, Almirante Brown, Exaltación de la Cruz y Berazategui.

Un oficial de la PSA carga con solución clorada el camión hidrante. El tanque más grande tiene capacidad para unos 3.000 litros. Su primera acción la realizó el 9 de abril en el Barrio 1-11-14 y ahora es demandado por intendencias y barrios porteños. (PSA)

Para esa actividad recorrió 3.730 kilómetros y dispersó aproximadamente 650.000 litros de solución clorada. Los rociadores son utilizados en grandes superficies y espacios de mayor afluencia de personas, entre los que se incluyen centros de salud, centros comunitarios, comedores, merenderos y terminales de transporte público. Además, se realizaron cinco operativos en la Terminal de Cargas Argentinas, tres en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y uno en el Aeroparque Metropolitano.

“Cuando llegamos a los primeros barrios populares con el camión sanitizante los vecinos nos comenzaron a aplaudir. Por orden de la ministra Frederic armamos el operativo con Gendarmería, realizamos las tareas de desinfección. Las imágenes se viralizaron en las redes sociales y poco después nos empezaron a llamar los intendentes para que vayamos a realizar esas acciones en sus barriadas. un recurso que estaba destinado a reprimir la protesta social ahora es utilizado en favor de los sectores populares en la pandemia”, afirma Glinski.

¿Pero, como nació la idea de reconvertir a un camión blindado fabricado especialmente para reprimir protestas en un arma clorada contra el coronavirus?

El funcionario lo recuerda de esta manera: “Fue una genialidad por parte del jefe de la Unidad Regional, el oficial Bernardo Ribeiro, que se agarró al camión, lo cargó con solución clorada y se puso a desinfectar el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Simbólicamente eso fue muy fuerte porque un vehículo que había sido adquirido para la policía que nosotros veíamos que desperfilaba se trasformó en un elemento para higienizar grandes superficies y también para dar seguridad, porque el camión, que es una verdadera mole, ingresa a los barrios y también genera seguridad entre los vecinos. Dar sanidad y seguridad en una misma acción es lo mejor que podemos hacer como policía ya que damos presencia del Estado de manera contundente”

Glinski le adelantó a Infobae que en un futuro próximo aspira a que la más joven fuerza de seguridad federal “se capacite aún más de lo que está para que sea una policía de referencia en investigaciones sobre delitos complejos, contrabando, narcotráfico, lavado de divisas”.

-¿En los próximos días, o semanas, el camión hidrante tiene prevista acciones?

-Sí. Nos siguen llamando intendentes, pero es muy posible que vayamos al interior del país, por ejemplo a la provincia de Chaco donde, no solo higienizaremos barrios, calles y otros lugares populares, sino también que colaboraremos como policía con la seguridad patrullando y dando seguridad, sobre todo en las comunidades aborígenes donde la policía local tuvo problemas de violencia institucional.

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