Una madre que exige las clases presenciales durante el 2021 expuso el descuido de los mayores para con los más jóvenes a nivel emocional, así como también el abandono del Estado para quienes encontraban en los establecimientos escolares la copa de leche o la merienda del día.
Tal como confirmaron estudios realizados por la Sociedad Argentina de Pediatría, la pandemia hizo estragos en el ánimo de los más chicos, al punto de que un 71% de los más chicos sentía tristeza durante los últimos meses al perder la que para la mayoría era su única actividad social: la escuela.
Al iniciar las flexibilizaciones de la cuarentena, los padres fueron empezando a acudir a sus trabajos, así como también realizar sus actividades cotidianas como las compras en los supermercados, dejando a los más jóvenes solos en las casas.
“Tenemos que pensar en la parte emocional de los chicos, porque todo este tiempo no los hemos mirado”, enfatizó Carolina Ortiz Díaz al aire de El Comodorense Radio.
En ese sentido, una de las madres que exige las clases presenciales durante el 2021, reflexionó en que “nadie les preguntó cómo se sentían, qué pensaban, qué es lo que querían, y la parte emocional es fundamental en los chicos”.
Es que muchos de los chicos y chicas que dejaron de asistir a las instituciones educativas por las restricciones del Estado, perdieron con ello el vínculo con sus pares, ya que la escuela era el lugar donde más sociabilizaban.
CHICOS DESCONECTADOS
Las clases virtuales fueron la manera en la que el Estado buscó apaliar los efectos de la ausencia de las clases presenciales. Sin embargo, muchos chicos, al no contar con la conexión a internet necesaria, no pudieron acceder a los contenidos en línea.
“Yo vivo en Caleta Córdova, no hay señal de teléfono, no hay señal de internet. Esos chicos no tienen conectividad y no pueden conectarse a la plataforma que se ofreció, entonces para esos chicos se necesita la escuela abierta”, argumentó la madre.
«Tenemos que seguir hablando del abandono del Estado hacia los chicos»
“Ni hablar del chico que iba a la escuela para tomar su copa de leche; el chico que va a la colonia de vacaciones para tener su almuerzo; hay un montón y tenemos que seguir hablando del abandono del Estado hacia ellos”, sostuvo Carolina.
De cara a la vuelta de las clases presenciales que exigen en 2021, admitió “sé que es muy difícil, hay escuelas muy chiquitas, pero también tenemos que pensar que hay chicos que no tienen conectividad”.
DE RIESGOS Y PRECAUCIONES
También existen, asegura, “padres que puedan tener miedo de mandar a sus hijos a la escuela o quieran que sus hijos después puedan ver a sus abuelos”.
Es que en el contexto de la pandemia de Coronavirus es común el riesgo de contagio dentro de establecimientos cerrados con afluencia de gente, como sería el caso de los colegios, por lo que allí tomaría un rol fundamental el cumplimiento de los protocolos sanitarios por parte de las autoridades de las instituciones y los propios estudiantes.
“Los chicos necesitan de sus familias y sus abuelos, necesitan verlos como puedan. Hay papás que quizás prefieran no mandarlos a la escuela y que se conecten por internet y poder mandarlos cada una o dos semanas a ver a sus abuelos”, concluyó opinando Ortiz.
