Con un alambrón de construcción atado a una extremidad inferior, aparecieron partes de un cuerpo cuyo sexo no fue establecido y que al morir tendría unos 40 años. Los mismos fueron devueltos por el mar.
El macabro hallazgo fue advertido por un hombre que juntaba lombrices detrás del muro de contención que está próximo a la obra del Estadio del Centenario. Se estima que la víctima estuvo aproximadamente 10 días en el océano y existen indicios de que pudo tratarse de un homicidio reciente.
Una extremidad inferior, que podría tratarse de una pierna izquierda, con un alambrón de construcción atado a la altura del tobillo, enroscado y con una extensión superior al metro y medio, apareció ayer en la pequeña playa de arena que se forma detrás del murallón ubicado en proximidades de la obra del Estadio del Centenario, en Comodoro Rivadavia.
Se trata de una de las partes del cuerpo que tanto podría ser de hombre como de mujer, ya que carecía de pelvis para poder establecer su sexo. Tendría unos 40 años. Sobre la edad, el sexo y el tiempo que pudo haber estado la víctima en el mar, se expresó ante el periodismo la jefa de fiscales de Comodoro Rivadavia, Adriana Ibáñez, luego de intercambiar apreciaciones con la médica forense que estuvo abocada a las actuaciones de rigor que se labraron en el escenario del macabro hallazgo.
Con la extremidad inferior, pero separada de esta, también se encontró la mitad del tórax y abdomen, los dos brazos y la cabeza. Esas partes le permitirían a los forenses descubrir el ADN y con ese dato se tratará de establecer la identidad, previo chequear en los registros si en los últimos días se efectuaron denuncias por desaparición de personas.
Por el estado de conservación en el que fue encontrado el cadáver, la facultativa que lo inspeccionó le informó a Ibáñez –quien estuvo presente en el lugar con sus colaboradores– que el cuerpo pasó unos 10 días en el agua.
EL HALLAZGO
El cuerpo fue encontrado cerca de las 11 de ayer por un hombre que recorría la playa de arena que está bordeada por el muro de contención y la calle Tiburón, la que une las avenidas Yrigoyen y Ducós, por detrás de Las Torres. Fue él quien, mientras recolectaba lombrices para pescar, se topó con el cadáver cuando la marea que había bajado a las 8:59 estaba a la mitad de su vuelta a subir.
Los restos estaban tirados en la arena, con la cabeza ubicada al oeste y la única pierna, aunque separada del tórax y abdomen, hacia el mar. En lo que quedaba de piel se notaban lesiones, que podrían ser quemaduras y sobre ellas se trabajará en la autopsia para determinar si esas lastimaduras fueron provocadas antes de ingresar al mar o producto de su estadía en el mismo.
(El Patagónico)
