Las edificaciones forman parte del plan habitacional Cobinar que se realizó hace quince años. Las construcciones comenzaron a sufrir rajaduras hace seis años y los daños hoy son evidentes. Hasta el momento, el Instituto Provincial de la Vivienda no ha dado respuestas.
La desesperación de Sandra Gerez y Carlos Jones es evidente. Su casa se cae a pedazos y las grietas de las paredes y el techo hacen temer lo peor. Es que la situación desmejora cada día. Así, la apertura del techo y el desnivel que se produjo en la tarde de ayer provocó el grito de pedido de ayuda ante la posibilidad de una tragedia que siempre se puede evitar.
A Sandra y Carlos hace quince años que le entregaron su casa del plan de viviendas Cobinar, que comprende un total de 69 viviendas. Sin embargo, hoy el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) no da respuestas a esas familias que habitan en la calle Pieragnoli al 2500 del barrio San Cayetano.
“Hace seis años que estamos reclamando, estas viviendas están hechas sin base y mi casa tiene partida la pared principal y el techo se nos está cayendo todo, esto es desesperante porque ayer estaba entero y hoy está roto”, explicó Sandra.
“Hablé con los jefes del IPV de Rawson que dicen que se comprometen a venir pero nadie soluciona el tema, la pared principal está dividida en tres partes, se ve la luz, la puerta no cierra y es desesperante porque no sabemos a quién acudir y se nos cae la casa”, agregó.
En total son tres los vecinos afectados, ya que las viviendas se encuentran unidas entre sí. Según pudo averiguar Diario Patagónico, algunos de los propietarios decidieron vender su inmueble ya que es insostenible la situación, incluso, Sandra Robledo, vecina a la casa de los Jones, informó a este diario que su vivienda fue declarada inhabitable.
“A mí me pasa lo mismo que a la vecina, la casa se está rajando toda, se le está hundiendo el piso literalmente y al hundirse la pared se desprende y se baja todo. Desde 2004 se están reclamando con notas, y ahora vamos a ver al señor (Juan Domingo) Perón (delegado del IPV en Comodoro Rivadavia) y no nos recibe, y nunca tenemos una respuesta”, se quejó Robledo.
La situación es desesperante, las rajaduras son evidentes y las respuestas deben ser inmediatas ya que hay vidas en riesgo.
“Hace menos de dos meses estuvo otra persona del IPV que levantó actas pero hasta acá no tenemos solución. Es desesperante lo que estamos viviendo, hoy ya no podemos quedarnos viviendo acá, tenemos chicos y tenemos miedo de que se nos caiga la casa”, afirmó Sandra Gerez, mientras Carlos mostraba los daños que ha sufrido la vivienda en estos seis años.
“El IPV nos conoce porque cuando llamamos a Rawson, Simonati nos dice ‘si señora su carta la tengo en la mano’, es una burla. El año pasado con el diluvio la casa se dividió y si tenemos otro este año se viene todo abajo”, concluyó Gerez.
(El Patagónico)
