La suba de los combustibles en la región alcanzaron ya a superar el diez por ciento en menos de un mes, lo que pone de manifiesto los impactos de la inflación real, tal como lo describe el Diario Crónica en su edición de hoy.
No es casual que la ex estatal haya aprovechado que el pensamiento de la gente estuviera “distraído” por las elecciones primarias y muchos no hayan reparado en el aumento al llegar al surtidor y ver que, cargando la misma cantidad de dinero, tenían un par de litros menos en su tanque.
El porcentaje del incremento ronda el seis por ciento, lo que se adosa al cinco por ciento aplicado el 24 de julio, hace apenas tres semanas. YPF aduce querer acercarse a lo que el resto de las compañías tiene como precio, pero vale decir que esto se torna en un círculo vicioso de aumentos, una cuestión cíclica en la que cuando aumenta YPF, lo hacen las demás, y viceversa.
Crónica señala hoy que, a diferencia de lo que ocurre en cualquier mercado, en este caso se busca no incrementar la demanda utilizando precios más bajos para competir, ya que no hay capacidad para soportar un mayor volumen de ventas.
Los valores quedaron entonces en $4,099 para la nafta súper; $4,909 para la Premium; $5,049 para Euro Diesel; y $3,79 para el ultra Diesel. Los incrementos llegan al 30 por ciento en el último año y más del 100 por ciento desde 2007.
Hoy, llenar un tanque de nafta súper para un vehículo familiar promedio, requiere casi 200 pesos, contra los 80ó 90 que costaba hace menos de un lustro. El argumento de las petroleras, dice que los precios en Argentina son un 60 por ciento más baratos que en Brasil y Uruguay, o un 40 por ciento más bajos que en Chile.
Como la demanda de combustibles crece a un ritmo mayor al de la oferta, se complica el surgimiento de una competencia de precios bajos, ya que no hay manera de sostener una venta masiva para quienes ofrezcan un precio diferencial, porque no habría suficiente combustible en sus bocas de expendio para sostenerlo en el tiempo.
Finalmente, con relación al viejo regional, semanas atrás se volvió a plantear si la Patagonia requiere un precio diferenciado en los combustibles, tratándose de la región que entrega gran parte del petróleo del país. La exención del impuesto a los combustibles representa un valor fijo de 50 centavos, por lo que esa diferencia se torna casi imperceptible respecto de los precios que se pagan al norte del paralelo 42.
En ese marco, se habló de promover un proyecto para que se quite el IVA a los combustibles de la región patagónica, de manera que si el Estado nacional aceptara ceder esa parte de recaudación, los precios podrían reducirse en una proporción del 21 por ciento. Una posibilidad que, por ahora, no parece próxima a concretarse.
