Según Reyes, esta nube es «menos dañina» que la del volcán Chaitén, que impactó en Esquel, Corcovado, parte de meseta sur y llegó hasta Comodoro Rivadavia. Pero su permanencia en el ambiente será similar. «En la cordillera aún hoy vas al campo y si es un día seco se levanta ceniza del suelo. Y ya pasaron más de tres años, o sea que aquí seguirá ocurriendo». Aunque el impacto en la salud es leve ya que se limita a irritaciones en la vista o en las vías respiratorias, el funcionario provincial anticipó que los efectos económicos seguirán: «Periódicamente tendremos cerrado el aeropuerto porque tendremos cenizas en aire y suelo». La nube cubrirá la costa cada vez que haya viento del oeste-noroeste, del sur de Río Negro, Gan Gan y Gastre.
«Ya hubo reuniones técnica para analizar impacto en el ecosistema a mediano y largo plazo -explicó-. Por ejemplo, qué pasará en verano y en invierno o en cuánto tiempo la partícula de ceniza perderá su forma y se redondeará por el desgaste paulatino». Y es que aunque el volcán quede inactivo mañana y ya no escupa material al aire chubutense «hay ceniza en el suelo que por el viento continuará durante mucho tiempo».