Un eterno 18 de diciembre de 2022: la asombrosa historia del argentino que festeja el Mundial todos los días

Guillermo tiene 58 años, es obrero y cada noche celebra la conquista de Qatar 2022 en una esquina de Villa Domínico durante una hora. Por qué y hasta cuándo mantendrá el ritual.

lunes 11/09/2023 - 23:03
Compartí esta noticia

“Espero que no te enojes -dice, me dice, Guillermo Ortíz, 58 años, obrero, vecino de Villa Domínico- pero yo a vos te voy a tener que llamar campeón del mundo”. Después de repetirlo durante cientos de veces desde el 18 de diciembre de 2022, a cientos de personas, pareciera una cuestión automática, un acto reflejo, pero lo dice en serio, lejos de los protocolos: no miente publicó TN.

En sus palabras está la chispa que se encendió a fines del año pasado y que él mantiene viva como si el tiempo se hubiera congelado en aquella tarde en la que Lionel Messi tocó el cielo en Qatar. Todos los argentinos son campeones del mundo y Guillermo lo repite como un mantra, como “para que nadie lo olvide” en la vorágine de la rutina.

Todos -absolutamente todos- los días a las nueve de la noche y hasta las diez, por más que se caiga el mundo, Guillermo se viste con ropa de la Selección argentina, toma sus dos banderas -ya carcomidas por el clima- y se para en la plazoleta ubicada en Mitre y Ramón Franco, cerca de la fuente y frente al renovado Polideportivo Gatica, en el corazón de Villa Domínico, partido de Avellaneda, y grita.

Video Placeholder

Pero antes se ata una de las banderas de Argentina en el cuello y toma el palo con cinta scotch desde donde sostiene la otra. “Campeón, campeón, campeón. Vos también, campeón. Y vos. Vos también, campeonazo. Todos campeones”. La voz de Guillermo suena fuerte, mientras agita la bandera y los autos, colectivos, camiones, le inyectan adrenalina a bocinazos.

Cómo es vivir en un 18 de diciembre de 2022 eterno

Si todos quisieran vivir para siempre en el momento más feliz de su vida, él lo hace. Recrea todas las noches lo que pasó en diciembre de 2022, en un bucle infinito que -dice mientras mira al cielo, lo señala con el índice derecho y pide que “el cuerpo me lo permita”- intentará mantener hasta el próximo Mundial. Le quedan 1005 noches por delante.

Guillermo tiene 58 años y sale a festejar todas las noches (Foto: Nicolás González - Videolab - TN).

Todo empezó en la derrota con Arabia Saudita, la mañana del 22 de noviembre de 2022, cuando Argentina tembló. Mientras algunos empezaban a hablar de una posible eliminación en primera ronda del Mundial, Guillermo los contradijo a su manera y salió a la calle. “Lo tenía que hacer, era necesario”, le dice a TN, mientras mira al piso para recordar, y entonces se emociona.

“Esto surgió al ver el partido que perdimos ante Arabia Saudita. El punto de inflexión fue ver a Messi tomarse la cara y decir ‘no puede ser, otra vez no’”.

La génesis estuvo tras la inesperada derrota ante los árabes, pero su apogeo fue en la colosal victoria en la mejor final de la historia de los mundiales ante Francia. Ese día fue feliz por él y, en algo que ocurrió con todos los argentinos, mucho más feliz por ver a Messi llegar al olimpo.

Por qué sale todos los días a festejar el título del mundo: ¿por qué no?

No es una promesa. Esto salió de la euforia. Lo hice y lo hago porque soy argentino, campeón del mundo”, intenta explicar por qué aún hace lo que hace casi nueve meses después del título.

“Me van a encontrar todas las noches disfrutando de este campeonato. Lo festejo con toda la gente que pasa. Me pone bien -reafirma- recordarles a todos todo el tiempo que somos campeones”.

Guillermo no es un personaje de ficción. Por el contrario, es una personalidad del barrio, el encargado de sacarles una sonrisa a los que vuelven de sus trabajos y pasan por la Avenida Mitre al 5000 entre las 21 y las 22 de cada día.

Tiene dos banderas: una en el cuello y la otra atada a un palo (Foto: Nicolás González - Videolab - TN).

Hay testigos: nunca dejó de salir a festejar. “Me tocó venir con lluvia y mucho frío, con calor, viento, piedras, lo que sea, pero siempre acá. Esos días son los que más valoro porque el esfuerzo tiene una recompensa enorme y yo lo siento así”, asegura mientras un Duna color blanco cruza por Ramón Franco hacia Mitre y lo confirma: “Paso siempre a esta hora y te juro que está siempre con sus banderas”.

El sueño de llegar a Messi

“Si ellos se sienten felices, yo me siento feliz”. Guillermo pareciera tener el rol de un servidor público, alguien que contagia a la gente, su público, desde el entusiasmo.

“Siempre para adelante, en las buenas y en las malas. Cuando uno está mal son piedras que hay que pasar, de eso se trata la vida”, confiesa ante la pregunta sobre si a veces no tiene ganas de estar ahí, a pleno grito y entre los bocinazos.

Guillermo tiene un sueño que comparte con millones de personas en todo el planeta. “Esto no lo hago por ningún interés especial, que eso quede claro. Lo hago porque soy argentino. Pero sería increíble poder llegar algún día a Messi, aunque es algo difícil”. En sus ojos hay lágrimas cuando imagina la mera posibilidad de que su historia le llegue al mejor jugador del planeta.

“Sé que es algo que sueñan todos en el mundo, eso lo tengo claro, pero a mí me gustaría cumplirlo por mis hijas”. Guillermo se detiene unos segundos porque vuelve a emocionarse. Hasta que un colectivo de la línea 17 le toca bocina y Guillermo reacciona: “Campeón del mundo, campeón del mundo, campeón del mundo”, grita mientras agita la bandera argentina atada a un palo de escoba.

Compartí esta noticia