“Son corpiños para tetonas”: fue subcampeona de “Bake Off” y lanzó un emprendimiento para ayudar a las mujeres

Agustina Guz demostró su talento en el certamen de pastelería en 2020. Ahora, apostó por nuevos rumbos. “Me lo tomé como una causa social, me puse mi propia bandera”, reveló. Agustina Guz, una de las…

lunes 22/08/2022 - 16:49
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Agustina Guz demostró su talento en el certamen de pastelería en 2020. Ahora, apostó por nuevos rumbos. “Me lo tomé como una causa social, me puse mi propia bandera”, reveló.

Agustina Guz, una de las protagonistas de Bake Off Argentina 2020, anunció en los últimos días un emprendimiento que nada tiene que ver con la pastelería.

“Cuando te hinchaste los huevos por no conseguir cosas por tetona y te ponés a emprender en contra de todos los pronósticos de la Argentina. Yo no tengo tetas solamente, tengo ovarios”, escribió en su cuenta de Twitter luego de lanzar un sitio web en el que comercializa corpiños para mujeres con busto grande.

No esperaba esto ni de casualidad, es un nicho que no está explotado. En el verano vendí mallas, exclusivo para gente con tetas grandes, y en ese momento me fue mucho mejor de lo que podía llegar a imaginar. Vendí lo que pude producir, pero podría haber vendido más”, dijo Agustina a TN.

La pastelera de 33 años indicó que, tras aquella experiencia, comenzó a recibir mensajes de cientos de mujeres que le agradecían por su iniciativa y también le revelaban sus vivencias.

Una señora de 50 y pico me dijo que nunca había podido tirarse de bomba a la pileta con una malla, que siempre había usado tops deportivos. La persona que no tiene tetas no sabe lo complicado que es conseguir remeras, buzos y otro montón de ropa”, agregó.

Y continuó: “Yo de hecho no corro ni salto por prescripción médica. Sí entreno y me dedico a fortalecer ciertas zonas. También me preocupé por conseguir un buen kinesiólogo para que no se vuelva un problema”.

Guz fue semifinalista de un certamen muy recordado por la polémica que se desató en la final entre Damián Pier Basile y Samanta Casais, que fue descalificada luego de consagrarse ganadora. Eso permitió que Damián fuera nombrado campeón y Guz, que había quedado tercera, terminara en el segundo lugar.

“En octubre de 2022 me fui con Dami, mi socio de pastelería, de viaje. En las redes me empezaron a preguntar de dónde había sacado las mallas que tenía puestas. Porque yo no consigo, siempre me las mandé a hacer con una chica conocida mía. Terminé haciendo 400 mallas y las vendí todas”, reveló.

De pastelera a diseñar corpiños de talles grandes: cómo empezó Dtalle by Guz

Para este nuevo emprendimiento, llamado Dtalle by Guz, mandó a hacer una tanda de 612 corpiños, con talles que van desde el 110 hasta el 130. “Corpiños para tetonas”, publicó en su cuenta de Twitter al momento de lanzar su preventa.

Llevo 500 vendidos y ya estoy buscando talleres para elaborar una nueva tanda. El problema es que no hay, pero me gustaría hacer más. El otro problema es que no hay precios”, sostuvo Guz.

Sobre la decisión de apostar a este proyecto, indicó: “Me lo tomé como una causa social, me puse mi propia bandera, no creí que iba a ser tan así, pero me di cuenta que había que hacerlo”.

“Ahora estoy todo el día buscando elásticos, telas, tengo varias puntas abiertas: tengo que hablar con las fábricas de los corpiños, con la diseñadora, conseguir los aros… No es fácil, pero vale la pena”, manifestó Guz.

La chef combina esta nueva actividad con las clases de pastelería que da en Rosario y en Buenos Aires junto a su socio. “Traje ideas de afuera y trato de llevarlas a cabo, pero no es fácil. Me gustaría ponerles otro elástico o hacer corpiños de encaje también”, contó.

Según contó la propia Guz, en más de una oportunidad pensó en reducir su busto: “A los 23 años ya había ido a más de un cirujano para consultar, pero no me quisieron operar. Me dijeron que las cicatrices no están buenas y que me iban a volver a crecer. Además, me explicaron que si algún día llego a ser mamá, voy a tener que volver a pasar por el quirófano”.

En cuanto a los comentarios sobre su cuerpo que recibió en las redes, aseguró que está habituada: “Mi mente ya no procesa lo que me dicen o me pasa por la calle. Me tuve que acostumbrar”.

“Cuando tenía 15 años caminar por la calle era un calvario. Ni hablar de ir a la playa. Me gritaban cosas, las mujeres me miraban mal. Le he pegado a gente por desubicada”, indicó Guz.

Hoy, se muestra segura sobre ella y sobre su futuro: “Con muchos años de terapia esas cosas ya no me afectan. Sé que estar en las redes sociales también significa estar más expuesta. Tenés de todo, pero no me puedo quedar en eso”.

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