«Se agiganta el divorcio de los precios domésticos del crudo y los productos finales”

Entrampada en una estrategia cortoplacista, Argentina deberá pagar una doble factura por la guerra en Ucrania: el costoso gas importado que podría haber desarrollado en un contexto de economía estable, y el lucro cesante de…

martes 01/03/2022 - 11:13
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Entrampada en una estrategia cortoplacista, Argentina deberá pagar una doble factura por la guerra en Ucrania: el costoso gas importado que podría haber desarrollado en un contexto de economía estable, y el lucro cesante de oportunidades de negocios que se pierden por no haber desarrollado todo el potencial hidrocarburífero.

La guerra entre Rusia y Ucrania no le sienta bien a Argentina. La irrupción militar de Rusia en Ucrania tiene algunas consecuencias indefinidas, pero otras muy claras. Aumentará la presión al alza del precio del gas y el petróleo, y aquellos países que no alcanzan la autosuficiencia sufrirán consecuencias en sus balances de pagos y en sus cuentas fiscales, lesionando el crecimiento económico. Ese será el caso de la Argentina –según publica Más Energía-. Y es particularmente grave cuando los subsidios a la energía y la inflación son centrales para cuadrar la planificación económica con las necesidades financieras en plena negociación con el acreedor estrella, el FMI.

Concreto y sin eufemismos, así se refirió Pablo Besmedrisnik, director de Invenómica, quien en aseguró que la crisis bélica y el déficit comercial incremental en 2022, mostrará la vulnerabilidad argentina ante los ciclos económicos globales y su limitada capacidad de anticipación de sus políticas públicas.

«El sector energético argentino debe ser parte de la solución y no del problema para enfrentar la coyuntura internacional. Y para que ello suceda la salida obligada es la inversión y la mayor producción local, alejando lo máximo posible el escenario fácil de la importación que expone a la economía a un riesgo inaceptable, tal como sucede con la actual situación bélica», señaló.

«La economía argentina evidencia una volatilidad notable en sus variables centrales como para darse el lujo de no tener aún un plan definido tanto a nivel macroeconómico como para el sector energético. Con volatilidad alta y sin plan, los privados eligen inversiones de corto plazo. Asumirán que la Argentina es un país riesgoso y por lo tanto procurarán invertir en activos de fácil salida y con altas tasas de retorno. La conclusión es un déficit ingente y una exposición alta al ciclo económico y de precios global», explicó.

Lo negativo, es que «la invasión a Ucrania no va a pasar desapercibida para Argentina, especialmente en el precio internacional del GNL. Este año se importaron U$S 1.000 dólares a U$S 8 MBTU. Hoy, ese precio está en U$S 40. El año pasado Argentina registró un déficit en su balanza comercial energética de $ 1700 millones de dólares, pero este año esa cifra treparía a los U$S 4.000 millones», señaló a este medio.

Y advirtió que «hoy el país podría ser un gran exportador de gas porque el recurso está en Vaca Muerta y en grandes cantidades, pero la falta de infraestructura y de inversión ha convertido este escenario en un problema, en lugar de una oportunidad».

Lo positivo, según admitió, es que «el aumento del precio internacional del crudo va a favorecer el clima de negocios y de inversiones a nivel local».

Daniel Montamat, ex secretario de Energía y ex presidente de YPF, hace un análisis más crítico: «La balanza energética argentina el año pasado fue negativa (importamos más de los que exportamos) y las noticias del impacto de la guerra sobre la cotización del crudo (pasó los 100 dólares por barril) y los precios spot del GNL (tocaron los 46 dólares el MMBTU en el mercado europeo) dejan sabor agridulce. Es cierto que estamos exportando más crudo y ese negocio se beneficia por las nuevas señales de precios; pero también es cierto que este año vamos a tener que importar más barcos de GNL (alrededor de 70 respecto a los 56 del año pasado).

Según el ex funcionario, los 56 del 2021 se importaron a un precio promedio de 8.33 dólares el MMBTU y se estimaba que los de este año se importarían a un valor promedio de 25 dólares el MMBTU. Sobre la base de esa información la factura de las importaciones de gas por barco hubiera aumentado unos 2800 millones de dólares respecto al año anterior.

«¿A cuánto se puede ir ahora si hay que rehacer los cálculos tomando un promedio de 30/35 dólares el MMBTU?»- se preguntó Montamat. Y subrayó: «La mayor importación de GNL se concentra en invierno porque Bolivia nos va a exportar lo menos que pueda (Brasil, ya sin contrato, ahora le ofrece un mercado que compite con los precios de importación extravagantes de este contexto de incertidumbre), y porque la economía argentina, aún estancada, va a demandar más gas que el año anterior (crecimiento de arrastre estadístico)».

«Tampoco prevemos mayor reacción de la oferta doméstica de gas. A las restricciones logísticas de la producción local para evacuar más gas no convencional de Vaca Muerta se le suman las incertidumbres macroeconómicas de una industria entrampada en el corto plazo, que reinvierte flujos de las operaciones locales y que tiene bloqueado el acceso al mercado de capitales», manifestó el consultor energético.

Asimismo, el déficit energético y las cotizaciones de guerra que reflejan el crudo y el gas en el mundo tampoco son una buena noticia para la paz administrada entre productores petroleros y refinadores de productos para el mercado argentino.

«El divorcio de los precios domésticos del crudo y de los productos finales respecto a las referencias internacionales se agiganta. Los productores no integrados pujan para exportar todo el crudo posible aprovechando las nuevas referencias internacionales, y los productores integrados reciben presiones para seguir subsidiando (subsidio económico todavía sin impacto presupuestario) el crudo local de manera de mantener márgenes aguas abajo que permitan sostener el atraso de precios de los combustibles en surtidor respecto a los precios de los combustibles importados», concluyó el ex presidente de YPF.

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