Salud mental en crisis: En Comodoro solo hay un psiquiatra especializado en infancias y adolescencias

La creciente tensión en torno a la violencia en contextos educativos volvió a encender las alarmas sobre la salud mental de los adolescentes. A raíz de las amenazas ocurridas recientemente en una universidad local y en un colegio Deanfunes, la directora asociada del Hospital Regional y jefa del área de Salud Mental, Marta Rodríguez, dialogó con Radiocracia sobre las problemáticas que atraviesan a los jóvenes y el rol fundamental de la contención familiar.

viernes 30/05/2025 - 10:06
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Rodríguez fue clara al advertir que la violencia no es un fenómeno exclusivo de los adolescentes, sino un reflejo social más amplio: “Estamos en un momento bastante particular en relación a la violencia. Los adolescentes muchas veces son el espejo de lo que ocurre entre los adultos. Lo vemos en los vínculos, en la familia, y también en cómo se manifiesta en las redes sociales: insultos, descalificaciones, agresiones. Todo eso impacta en ellos”.

La funcionaria destacó el papel que juega la tecnología en este escenario, y cómo los espacios virtuales muchas veces actúan como amplificadores del malestar: “Hay grupos que surgen en redes, donde personas que se han sentido burladas o dañadas encuentran en el anonimato una vía para expresar enojo o incluso venganza. En algunos casos, estos espacios terminan promoviendo acciones disruptivas que buscan infundir temor en los demás”.

Consultada sobre si detrás de una amenaza virtual puede esconderse una historia de bullying o maltrato, Rodríguez respondió: “Puede haber un trasfondo vinculado al dolor. Hay adolescentes que no tienen contención, que están solos, o que viven con adultos que atraviesan sus propios problemas. Esa falta de red puede llevar a que canalicen su sufrimiento de formas dañinas, incluso a través de actos intimidantes”.

Uno de los factores determinantes para prevenir estos episodios es, según la especialista, el acompañamiento afectivo: “No es lo mismo un adolescente contenido que otro que se siente abandonado. No hablo solo de estar presente, sino de generar un espacio de escucha, de validar lo que sienten, de ayudarles a gestionar emociones. Hoy muchos adolescentes se sienten solos, y cuando quien los escucha es un par de su misma edad o más chico, sin herramientas, hay más posibilidades de que la resolución de los conflictos no sea la mejor”.

Finalmente, Rodríguez llamó a no perder de vista el verdadero rostro de muchos adolescentes que parecen enojados o agresivos: “Muchas veces esa ira es un síntoma de tristeza profunda, de depresión. Lo expresan con irritabilidad porque no saben cómo procesar lo que les pasa. La adolescencia siempre fue una etapa compleja, pero hoy es mucho más difícil con todo lo que implican las redes sociales, la exposición pública y la falta de espacios reales de contención”.

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