Emilio Monzó echó a 97 empleados de la Cámara de Diputados, siendo la segunda tanda de despidos que empezaron en enero con 100 bajas y 23 recategorizaciones nulas.
Esta nueva tanda incluyó a parte de los últimos empleados nombrados por Julián Domínguez, que no tendrían tareas asignadas según constató una auditoría de la Universidad de Buenos Aires.
Monzó puso a disposición a todo el personal con planta temporaria o con menos de un año de antigüedad en el cargo, pero luego estudio en detalle cada caso a diferencia de Gabriela Michetti, quien echó a todos y luego empezó a ver los papeles y tuvo reincorporar a discapacitados y a secretarios privados de los senadores.
El presidente de Diputados fue más quirúrgico, pero tampoco dejó todo como estaba. Los más preocupados son los del Frente para la Victoria, porque en la última tanda de nombramientos hay muchos allegados a La Cámpora y a la ex jefa de bloque Juliana Di Tullio. Los nuevos miembros de la bancada quieren nombrar a los suyos y no pueden.
