Los padres autovonvocados reclaman por obras urgentes, han expuesto riesgo de derrumbe y falta de gas. Piden obras y la reubicación de los estudiantes.
En el año 2015, la Escuela 197 “Centinela de la Patria”, ubicada en la calle Manuel Sueiro al 1166, en el barrio Divina Providencia, fue noticia por la explosión de una cocina, que generó graves heridas en una portera. Tal situación puso en evidencia el peligroso estado en el que se encontraba la institución; con problemas de gas, electricidad y falta de mantenimiento en general del edificio, según comenta Con Sello Patagónico.
Actualmente, la escuela de kilómetro 3 se encuentra con sus puertas cerradas; el tiempo y la falta de respuestas del Gobierno provincial, ha generado un profundo y peligroso deterioro en las instalaciones. Hace algunas semanas comenzaron las reuniones ante el inminente retorno a la presencialidad que solo encubrir riesgo para el alumnado.
Los estudiantes hace más de tres años que no tienen clases presenciales. Y el reclamo de las familias es desesperado. Un grupo de unos 90 padres autoconvocados, se organizan para alzar la voz por los derechos de los niños, a recibir educación de calidad y en un sitio seguro.
“En las paredes se observan rajaduras, la puerta de emergencia que da al patio está caída. Hay pérdidas de agua por movimientos de suelo en los baños, reventó uno de los tanques. Lo más preocupante es la pérdida de gas que hay”, describió una de las madres.
Los papás quieren hacer un banderazo para el día 9 de Julio, oportunidad que aprovecharán para seguir visibilizando la problemática y pedir que se reubique a los alumnos y puedan retomar sus clases presenciales.
El colegio del barrio Divina Providencia presenta una serie de graves falencias en cuanto a su infraestructura, que desde 2019 no permite a los chicos tener clases con normalidad. Ya en ese año, tuvieron que dividir al colegio en 2 grupos, porque solo un sector tenía calefacción, pero luego directamente se rompieron todas las calderas, además de las fallas en cada pared del establecimiento.
“Hay peligro de derrumbe, las grietas son profundas. Tampoco se soluciona el tema de las dos calderas, que están en una sala hace tres años, sin funcionar”, agregó la mujer y cuestionó: “Nadie nos da una respuesta. La realidad es que hace tres años nuestros hijos no tienen clases. Cuando hubo clases, como solo algunas aulas tenían gas, en invierno iban rotando a los niños”.
“Si la intención es ‘parchar’ la escuela y que los niños vuelvan en burbujas a la escuela, tenemos miedo que pase algo como en el 2015, cuando explotó la cocina. Es un peligro tanto para los niños como para los docentes”, graficó.
