El Gobierno nacional logró finalmente que el Congreso convierta en ley la modificación del impuesto a las ganancias acordada con los sindicatos, gobernadores y algunos dirigentes opositores (excepto el Frente para la Victoria y la izquierda).
Pero en el análisis pormenorizado del nuevo proyecto que reformó al que había aprobado la Cámara de Diputados a instancias de la oposición, surgen algunos puntos que hacen que aquel proyecto presentado originalmente por Alfonso Prat-Gay ahora parezca más benevolente que lo finalmente sancionado. El Congreso legisló, es cierto que corrigió pero no despejó los reclamos.
El jueves, la Cámara de Diputados de la Nación convirtió en ley la modificación del Impuesto a las Ganancias tras el acuerdo arribado con la CGT, los gobernadores y algunos sectores de la oposición. A pesar del acuerdo que concitó la iniciativa, surgen algunas consecuencias de la nueva normativa que no resultan tan beneficiosas para los trabajadores como se esperaba a priori.
Por ejemplo: el mínimo imponible que pasó de $20.000 a $ 40.000, si hubiese sido ajustado por inflación según la famosa ‘Tablita’ de Machinea sería de $170.000 mensuales.
Esta situación muestra que se sigue afectando el sueldo de la gente y eventualmente habrá problemas en 2017.
En cuanto a Bienes Personales se ajustó de $300.000 a $800.000 como mínimo imponible ajustado por inflación, pero si se cumpliese con el ajuste establecido en su momento llegaría a $1.600.000 si fuese al valor dólar actual, pero como todos s aben que es una cotización subvaluada se habla de $ 2.000.000.
O sea que el Congreso es cierto que legisló, es cierto que corrigió pero no despejó los reclamos.
A continuación algunos análisis de la prensa nacional que reflejan esta situación:
Marcelo Helfgot, en el diario Clarín:
Para el cálculo final de beneficios o pérdidas habrá que esperar los aumentos de paritarias de 2017, cuando empezará a regir la ley, ya que los cálculos del impuesto se hacen sobre el promedio de ingresos anuales.Los más beneficiados por la suba del mínimo no imponible y la actualización de las escalas serán los solteros que pasen al rango de 19 a 23 mil pesos de sue ldo de bolsillo y los casados con dos hijos que se encuadren entre los 25 y los 30 mil.
Francisco Jueguen en el diario La Nación:
Existe una porción de trabajadores -alrededor de 400.000- que dejará de pagar el impuesto (con el plan oficial del Gobierno se habrían sumado nuevos contribuyentes). Este cambio se da gracias a las subas de los mínimos no imponibles (y las deducciones): serán de $ 28.000 brutos para solteros y $ 37.000 para casados con dos hijos.
A esto se sumará que aquellos de menores ingresos pero que ya pagan ganancias comenzarán a tributar con una alícuota más baja (del 9% actual pasará al 5%), lo que mejorará sus salarios de bolsillo. Más si se suman las nuevas deducciones como alquileres o viáticos.
Sin embargo, en el proyecto actual aquellos que tributen tendrán que pagar más que lo previsto en la primera iniciativa oficial gracias a que las escalas mostrarán una actualización más moderada que la prevista. Pese a esto también mejorará su situación. Los perjudicados volverán a ser los trabajadores autónomos.
Hernán Gilardo en el portal IProfesional:
Una ilusión óptica. Con estas palabras lejanas al mundo impositivo, no son pocos los expertos que advierten que el proyecto de reforma del Impuesto a las Ganancias que fue convertido en ley este jueves por la Cámara de Diputados es más perjudicial que el proyecto original para una amplia franja de trabajadores.
Si bien el proyecto convertido en ley establece un porcentaje mayor (23%) de suba del piso salarial a partir del cual los trabajadores pagan el impuesto; como contrapartida presenta un nuevo esquema de escalas «más chatas» lo que hace que inmediatamente se salte de escalón.
El esquema presenta más escalones y saltos menores en lo que refiere a la tasa que debe pagarse por cada tramo de la escala.
En consecuencia más allá de innegables ventajas respecto al proyecto con media sanción de la Cámara de Diputados la esencia del nuevo esquema implica una corrección de la distorsión que arrastra el impuesto a las Ganancias de personas físicas (empleados y fundamentalmente autónomos) mucho menor que la que se hubiera verificado al tercer año de aplicación de los parámetros contemplados en el proyecto original, en un contexto de inflación decreciente.
Javier Rodríguez Petersen en el diario El Cronista:
El proyecto de Ganancias es más duro que la iniciativa original del Gobierno para parte de los trabajadores que pagan Ganancias.
El proyecto consensuado establece un Mínimo No Imponible más alto que el primer texto que el Ejecutivo envió al Congreso. Y además tiene una escala más progresiva: con más tramos y saltos menores en lo que refiere a la tasa que debe pagarse por cada tramo de la escala.
Sin embargo, esos tramos de la escala son más cortos, lo que termina haciendo que, para muchos trabajadores, este proyecto les implique pagar más Ganancias que si s e hubiera aprobado el proyecto original del Gobierno (aunque siempre menos que lo que se paga con el actual esquema de Ganancias).
El problema lo tienen los trabajadores “solteros” y los “solteros con un hijo”; en el caso de los “casados con dos hijos”, como hay otras deducciones, eso no ocurre.
