La pericia psicológica de Nora Dalmasso que analiza el FBI

Si bien esta semana enviaron el estudio de ADN, queda pendiente un informe criminológico sobre su personalidad. El FBI ya cumplió con una parte. La semana pasada envió a Buenos Aires el informe del estudio…

sábado 19/03/2011 - 14:06
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Si bien esta semana enviaron el estudio de ADN, queda pendiente un informe criminológico sobre su personalidad.

El FBI ya cumplió con una parte. La semana pasada envió a Buenos Aires el informe del estudio de ADN del caso Dalmasso, que el próximo martes comenzará a ser traducido. Pero aún, queda pendiente el estudio criminológico que intentará establecer el perfil del o los asesinos de Nora Dalmasso.

Uno de los elementos clave que el Centro Nacional para el Análisis de Crímenes Violentos de los Estados Unidos tiene en consideración para la construcción de este último informe es la autopsia psicológica de la víctima, que en 2007 realizó el Poder Judicial de Córdoba.

Esta particular autopsia busca trazar una psicobiografía de las conductas y la vida anímica de una persona, para ayudar a esclarecer las causas de su muerte. En este estudio, al que accedió PERFIL, se entrevistaron a más de cincuenta personas, entre los que figuran sus padres, hermanos, su marido e hijos, sus amigas íntimas, su empleada doméstica y hasta la esteticista y la peluquera de toda la vida.

“Obsesiva, esquemática, exigente, responsable y dedicada a su aspecto físico. Testaruda y caprichosa. Extrovertida y poco convencional”, así coincidieron en definir a Dalmasso los entrevistados por la Justicia.

Su empleada doméstica, Carina Flores, la definió como una mujer “muy meticulosa, prolija y ordenada”. “Era de cambiarse muy a menudo la ropa interior, siempre dos veces al día”, dio como ejemplo de la obsesión de su empleadora.

Los especialistas señalan que sus rasgos severamente obsesivos no se limitaban al ámbito familiar o a lo cotidiano.

Otro de los elementos que aparece reiteradamente en esta autopsia es su extremada preocupación por la estética y el paso del tiempo, lo que la llevaba a “rivalizar” con mujeres más jóvenes. “No estaba conforme con ser como era, porque tenía una gran inseguridad que se evidencia en sus rasgos obsesivos. (…)Tenía una gran necesidad de reconocimiento no satisfecha, lo que la llevaba a establecer relaciones con todo aquel que pudiera alimentarle su ego, puesto que su personalidad así lo demandaba mediante acciones de seducción como mecanismo obsesivo de retención y control”, explicita el estudio de los peritos cordobeses.

Esto fue confirmado por su marido, Marcelo Macarrón, quien en una de las entrevistas aseguró que “Nora se jactaba de su belleza, le tenía mucho miedo a la vejez y a la diferencia de edad conmigo.” Ella era cuatro años mayor.

Secretos y mentiras. De las declaraciones testimoniales y entrevistas de sus amigas más antiguas, se desprende que “…había una Nora artificial y condicionada que existía de la rotonda (de acceso al country) hacia adentro, y otra Nora auténtica y real, de la rotonda hacia afuera”.

Según se desprende de la autopsia psicológica, la relación con su esposo se “trataba de una relación de conveniencia, en la cual ella representaba un papel para la sociedad, pero que para nada llenaba sus expectativas amorosas y la impulsaba a buscar relaciones extramaritales. Este vínculo era insatisfactorio, además, porque su esposo tenía una percepción minimizada de su figura”.

En las entrevistas, Macarrón negó enfáticamente la posibilidad de separación, aunque también reconoció que su esposa le reprochaba “que no era muy cariñoso con ella”, pero enfatizando consideraciones sobre la permanente efusividad que caracterizó la esfera sexual de la pareja.

Sin embargo, la autopsia psicológica determina “la existencia de secretos entre los miembros del grupo familiar, tales como las relaciones extramatrimoniales por parte de ambos integrantes de la pareja marital o la identidad homosexual del hijo varón”.

Con respecto al vínculo con sus hijos, se desprende que en la dinámica interna del hogar, Nora aparece como “perfecta madre y esposa”, aunque también se infiere que las relaciones con sus hijos estaban marcadas por una importante “ambivalencia afectiva”.

Mientras que los miembros del grupo familiar realizan una caracterización de la que se desprende la representación de un núcleo “ideal”, en el que la dinámica conyugal tanto como la fraternal presentarían sentido de unidad y una fuerte corriente afectiva, se observaron variables que revisten características disfuncionales. El informe ejemplifica con el hecho de que Facundo Macarrón no pudiera dialogar y hablar con sus padres de su elección sexual.

(Perfil)

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