La joven que es trabajadora sexual para financiar su santuario de 100 animales castrados

Desde su campo de España, Fanny Vegana habló de su militancia a favor de los “animales no humanos”. Además, sus inicios en una cadena de despiece de cerdos cómo usa la prostitución para financiar Almas…

viernes 09/09/2022 - 23:35
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Desde su campo de España, Fanny Vegana habló de su militancia a favor de los “animales no humanos”. Además, sus inicios en una cadena de despiece de cerdos cómo usa la prostitución para financiar Almas veganas.

Fanny Vegana se levanta todos los días en su campo de Girona, España, y empieza con su trabajo que no es nada común. Mira por la ventana de su casa y observa burros, vacas, cerdos, chivos y ovejas deambulando en el patio de su casa. Hace tres años, la joven tuvo su minuto de fama virtual con un video en la que denunciaba que las gallinas eran violadas para abastecer de huevos al planeta. Desde ese momento, no paró un segundo en la construcción de su santuario en el que refugia animales que “salva de la industria alimenticia”, como le cuenta a Infobae en una charla telefónica.

En las 45 hectáreas de su santuario catalán, Fanny y suele posar desnuda junto a los animales como una forma también de difundir la armonía que existe en Almas gemelas. “Es una forma de demostrarle al mundo la armonía que hay en este lugar y lo que debería ser normal en todo el mundo”, resalta la chica. Así, en una serie de imágenes se la puede ver junto a dos cerdos, Tarrío y Pombo, en un charco revolcándose en el barro. Ella aclara que todos somos animales. “Algunos son animales humanos y otros no humanos”, resalta.

El clic vegano

Antes de ser vegana, Fanny trabajó en un frigorífico en la cadena de despiece de los cerdos. Fanny con su delantal blanco y sus botas altas veía pasar las partes de los animales. Sin embargo, en ese momento aún no se daba cuenta de nada. “Pensaba que eran pedazos de plástico que tenía que ir ordenando o separando según las órdenes de sus jefes.

Fueron 11 años de trabajo con los “cadáveres de los cerdos”, como ahora los llama Fanny. Pero en ese momento, aún así, no pudo hacer el clic que la convertiría en la Fanny que es hoy. “Fue con un video de matanza de animales para la industria cárnica -recuerda la joven española-. Me cayó toda la ficha de golpe de lo que pasaba y a lo que estábamos expuestos todos. Los animales humanos y los no humanos”.

En su novela “Cadáver exquisito”, la escritora Agustina Bazterrica cuenta un futuro distópico en la que la carne animal es reemplazada por la humana, para que otros humanos puedan alimentarse. Todos los animales de la tierra fueron ejecutados y se pasó a la ganadería de humanos, a los que se les llama cabezas de ganado, que no tienen cuerdas vocales, que actúan como animales indefensos y que son tratados y manufacturados como se hacía antes con cualquier cerdo o vaca. Las «cabezas» son tratados como animales, aunque su apariencia es de humanos. Fanny escucha en silencio el argumento y casi que interrumpe antes del final: “Tengo que leer ese libro. Es lo que pasa hoy con los animales y muchas personas no lo ven o no lo quieren ver por ahora. El nivel de explotación al que los sometemos”.

El libro de Bazterrica muestra una distopía en la cual hay humanos de primera y otros de segunda que se convierten en alimento. “Es una buena manera de mostrar que las diferencias son creadas por los hombres para justificar su explotación del mundo animal -enfatiza Fanny-. Mi idea, desde el santuario, es enfrentar esos privilegios de nuestra especie que fueron construidos por el capitalismo”.

Fanny Vegana se fue a vivir a un santuario de 45 hectáreas en Girona, España, en donde convive con 100 animales castrados

Fanny también levanta su voz contra lo que denuncia como una forma nueva con la que el capitalismo quiere enmascarar la industria de la alimentación. “Nos quieren vender eso de la gallina libre de jaula y es parte de lo mismo. Estas aves están preparadas para poner 12 huevos al años, no 300″, levanta la vos la líder de Almas veganas.

El trabajo sexual para salvar almas

La joven tiene a su cargo unos 100 animales castrados a los que alimenta junto a un grupo de voluntarios que se acercan todos los días hasta su santuario de Girona. Para bancar el proyecto “Almas veganas”, Fanny se dedica al trabajo sexual. “Lo hago en formato presencial y también con la pandemia arranqué a hacerlo virtual con lo que sumo bastante dinero -cuenta la joven-. Mis clientes pueden ser veganos, pero también a personas que aún no son conscientes de la matanza de animales. Con ellos trato de hablar lo máximo posible para que se den cuenta que hay detrás de cada pedazo de carne que compran en un supermercado”.

Con la pandemia y tras su irrupción viral con el video de las gallinas violadas, Fanny también abrió su espacio en OnlyFans para sumar a su trabajo sexual. “De esa forma, puedo quedarme en el santuario y seguir con mi trabajo sexual mucho más cómoda”.

Cuando se conoció que se dedicaba al trabajo sexual, la chica española recibió intento de cancelación de otros grupos veganos. En un primer momento, dejaron de apoyarla madrinas y socias que le hacían llegar donaciones. Fanny se defiende: “El único trabajo que me permitió estar el máximo horas posibles en el santuario es la prostitución. Me facilitó salvar almas que ahora mismo no estarían vivas”.

Como trabajadora sexual, Fanny se convierte en Úrsula y se promociona en la web como “muy sensual e intensa”. En su descripción en Internet afirma que “si quieres transportarte a un mundo diferente, lleno de placeres, yo soy la mujer ideal para conducirte hasta él”. Además, destaca entre sus especialidades: “Besos, cubana, eyaculación corporal, sexo oral natural, lésbico, lluvia dorada, tríos y ducha erótica”.

El santuario de Fanny

Para mantener la paz en su santuario, Fanny separó a los machos de las hembras de toda las especies que protege. “Para lograr la armonía se necesita mucho dinero. Por suerte tengo muchos voluntarios del mundo que se acercan a colaborar con el santuario. También vendemos ropa con el logo de Almas veganas como una forma de financiarnos”, explica la joven que alguna vez comparó la caña con un rifle y las redes con una bomba poderosa para matar peces del mar y los ríos.

Todos los días, Fanny recibe decenas de llamados de auxilio desde distintos lugares de España. Le ofrecen animales lastimados o abandonados por otras personas que están al borde de la muerte o desnutridos. “Las 45 hectáreas del santuario están disponibles para todos los animales que lo necesiten -cuenta la chica-. Es todo muy complejo, porque solo contamos con el trabajo voluntario de quienes acompañan nuestras ideas de amor animal”.

Fanny vuelve a mirar por la ventana el atardecer en Girona en su santuario. Todos los animales ya descansan y la chica se siente satisfecha de “salvar sus almas”. Mañana la espera otro día en el que le llegarán cientos de mensajes de futuros salvatajes. “Voy a seguir con esta lucha hasta que todos los humanos se den cuenta de la igualdad de las especies. Que la explotación y las matanzas se tienen que terminar”, finaliza Fanny para mostrar todo el convencimiento de su militancia vegana sin concesiones.

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