La broma entre pilotos que derivó en la caída de un avión sobre una canchita de fútbol, matando a 13 niños

El suceso tuvo lugar 25 años atrás y fue la mayor tragedia aérea en la historia de Paraguay, cobrándose 24 vidas, gran parte de ellos eran nenes que jugaban a la pelota en una canchita…

lunes 15/02/2021 - 20:11
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El suceso tuvo lugar 25 años atrás y fue la mayor tragedia aérea en la historia de Paraguay, cobrándose 24 vidas, gran parte de ellos eran nenes que jugaban a la pelota en una canchita del barrio Monseñor Bogarín de la ciudad Mariano Roque Alonso.

Un 4 de febrero de 1996, el avión carguero DC-8 de la aerolínea colombiana Líneas Aéreas del Caribe despegaba del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, en Luque, Paraguay, con destino a Campinas, en Brasil. Sin embargo, poco tiempo después de haber tomado vuelo, el avión cayó rotundamente sobre una zona poblada, más exactamente en el barrio Monseñor Bogarín de la ciudad Mariano Roque Alonso en Paraguay.

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El avión quedó destrozado: ninguno de sus tripulantes logró sobrevivir.

El avión impactó sobre una canchita de fútbol donde decenas de niños jugaban a la pelota, terminando con la vida de 13 de ellos. Mientras, otras 5 personas perdieron la vida en tierra, junto con los 4 tripulantes del avión, y 5 casas quedaron destruidas.

Se trató de la mayor tragedia aérea en la historia de Paraguay, en un hecho que fuera desatado por una broma entre los pilotos.

ASUSTAR AL PRINCIPIANTE

Desde su partida del Aeropuerto Internacional de la ciudad de Luque, la comunicación entre los pilotos denotaba cierta confianza. Es que el vuelo iba vacío, ya que su destino era la ciudad de Campinas en Brasil donde llenarían de carga el avión. Además, el clima era ideal y los pilotos habían descansado más que suficiente la noche anterior, al haber dormido 12 horas.

Debido a la confianza y al tratarse de un vuelo de rutina, no tuvieron mejor idea para distenderse que jugarle una broma pesada al copiloto, que terminaría siendo mortal.

Apenas levantó vuelo el avión DC-8, el capitán le dio el mando a su copiloto, que era principiante. Para ponerlo a prueba, apagó una de las turbinas de la izquierda, provocando la inclinación de la aeronave, por lo que el copiloto debía estabilizarla.

No conformes con eso, según se pudo comprobar a través de la caja negra del avión, le apagaron otra turbina. En ese momento el copiloto pidió que acabaran con la broma, con un tono más nervioso de lo normal.

En un intento de ponerle fin a la chanza, se oyen dos explosiones de carburación que indican una falla en las demás turbinas, que no dan abasto con la potencia que necesitaba el avión para seguir ascendiendo.

El intento de volver a activar las turbinas fue en vano, puesto que no tenían tiempo suficiente para lograr levantar vuelo nuevamente, por lo que se terminaron estrellando sobre el barrio Monseñor Bogarín, más exactamente en una cancha de fútbol donde habían niños jugando a la pelota, provocando la muerte de 13 de ellos.

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El panorama era desolador, de las 22 víctimas fatales, 13 eran niños que estaban jugando a la pelota en la canchita donde cayó el avión.

Los 4 tripulantes del vuelo perdieron la vida, mientras que otras 5 personas en la tierra también corrieron la misma suerte. En total fueron 22 las víctimas fatales, redondeando la peor tragedia aérea en la historia de Paraguay, siendo a causa de una negligencia humana comprobada.

De las víctimas fatales, 11 pertenecían a un mismo círculo familiar, que también perdió su hogar debido a la destrucción de 5 casas que estaban en la periferia del lugar donde impactó el avión.

Líneas Aéreas del Caribe (LAC), la aerolínea a la cual pertenecía el vuelo, terminaría cerrando definitivamente tras no poder recuperarse del accidente, mientras que muchos sobrevivientes del barrio decidieron vender sus propiedades y mudarse.

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