Joven madre sufrió un robo amedrentada con armas blancas

La mujer se había encerrado junto a su pequeña hija en una habitación donde los cacos derribaron la puerta a patadas y amenazándola con “facas” le robaron. Un momento muy desagradable vivió la chica en…

lunes 22/08/2011 - 18:26
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La mujer se había encerrado junto a su pequeña hija en una habitación donde los cacos derribaron la puerta a patadas y amenazándola con “facas” le robaron.

Un momento muy desagradable vivió la chica en barrio Laprida con su nena ya que dos individuos derribaron primero la ventana de un comedor a patadas y después bajaron la puerta de la habitación, de la misma manera para encarar a la joven mujer que junto a su pequeña de dos años se había encerrado en la habitación.

Del lugar, sólo se llevaron una notebook y un celular, y entre los allegados llamó la atención la impunidad con que se  movilizaron, aún sabiendo que la policía estaba en camino.

Natalia González le contó a diario Crónica lo ocurrido aún con miedo, al revivir el violento episodio: “Serían entre las 0:30 y la 1 de la madrugada de ayer, yo estaba sola en la casa, con mi nena que dormía en la habitación y con la notebook en la mesa, estudiaba. De pronto sentí ruidos en el patio y como no venía nadie, me asomé a la cocina a ver quién venía”, comenzó diciendo.

En la continuidad de su relato, agregó que en ese momento vio a un hombre que miraba por la ventana y le gritó que se fuera. “Agarré el celular y llamé a la policía, a mi esposo le dije lo que pasaba y le pedí que viniera y me encerré en la pieza con llave. En ese momento solo podía pensar que iban a entrar.  Mi esposo se comunicó con el 110 del Comando Radioeléctrico y dio la dirección de la casa. Yo también me comuniqué con el Comando y me dijeron que ya venían”, contó.

En ese punto Cristian, su esposo, cuenta que se desempeña como remisero y que al momento en que recibió la llamada se encontraba en la avenida Rivadavia, cerca de la Sociedad Rural. Relató que en forma inmediata se dirigió a toda velocidad a su casa en Laprida, mientras se mantenía en contacto con Natalia a través del celular.

Mientras tanto y esperando a la policía, Natalia relata que de pronto sintió como una explosión, fue cuando derribaron una ventana de una patada y entraron. “Me pateaban la puerta y me decían que les dé la plata. Yo les dije que no tenía pero no se iban, me decían que les dé la notebook y dinero. De pronto volé hacia atrás cuando lograron derribar la puerta de la habitación y caí al fondo, entonces vi que tenían en las manos “facas”, como las que tienen los presos, no eran cuchillos. Me repetían que querían la plata, revolvieron algunos cajones y se llevaron mi celular y la notebook. Por suerte no me hicieron nada, pero ellos sabían que la policía venía y no les importó, revolvían todo, se tomaron todo el tiempo del mundo”.

Minutos después y junto con la policía llegó Cristian que dijo que había escuchado los gritos de su esposa y las amenazas de los delincuentes a través del celular que nunca había apagado.  “No puedo entender el tiempo que tardó en llegar el móvil del Comando Radioeléctrico. Llegué primero yo que estaba acá en Comodoro y ellos por detrás. Qué clase de seguridad tenemos, se preguntó. Además en Laprida hay una Comisaría y dijeron que no llegaron porque no conocían el pasaje donde está mi casa, si ellos son de ahí y hacen patrullajes constantes como puede ser que digan que no sabían donde era”, reclamó.

“Esto pasa por estas leyes garantistas que tenemos que sólo benefician a los delincuentes. Nosotros los ciudadanos comunes qué tenemos que hacer ahora. Las opciones son enrejarse y vivir presos, o comprar un arma, no sé, esto es una locura” decía Cristian. “No sé cómo voy a salir a trabajar ahora, tengo mucho miedo por mi familia. Acá en Laprida tenemos a un conocido narcotraficante y un delincuente convicto con arresto domiciliario, que no diga la policía que no los conocen. No les importa entrar a una casa aun sabiendo que hay gente, no sabés qué te puede pasar y finalmente tenés que terminar diciendo que por suerte no te hicieron nada y que saliste ileso” aseguró.

Joven madre sufrió un robo amedrentadas con armas blancas

La mujer se había encerrado junto a su pequeña hija en una habitación donde los cacos derribaron la puerta a patadas y amenazándola con “facas” le robaron.

Un momento muy desagradable vivió la chica en barrio Laprida con su nena ya que dos individuos derribaron primero la ventana de un comedor a patadas y después bajaron la puerta de la habitación, de la misma manera para encarar a la joven mujer que junto a su pequeña de dos años se había encerrado en la habitación.

Del lugar, sólo se llevaron una notebook y un celular, y entre los allegados llamó la atención la impunidad con que se movilizaron, aún sabiendo que la policía estaba en camino.

Natalia González le contó a diario Crónica lo ocurrido aún con miedo, al revivir el violento episodio: “Serían entre las 0:30 y la 1 de la madrugada de ayer, yo estaba sola en la casa, con mi nena que dormía en la habitación y con la notebook en la mesa, estudiaba. De pronto sentí ruidos en el patio y como no venía nadie, me asomé a la cocina a ver quién venía”, comenzó diciendo.

En la continuidad de su relato, agregó que en ese momento vio a un hombre que miraba por la ventana y le gritó que se fuera. “Agarré el celular y llamé a la policía, a mi esposo le dije lo que pasaba y le pedí que viniera y me encerré en la pieza con llave. En ese momento solo podía pensar que iban a entrar. Mi esposo se comunicó con el 110 del Comando Radioeléctrico y dio la dirección de la casa. Yo también me comuniqué con el Comando y me dijeron que ya venían”, contó.

En ese punto Cristian, su esposo, cuenta que se desempeña como remisero y que al momento en que recibió la llamada se encontraba en la avenida Rivadavia, cerca de la Sociedad Rural. Relató que en forma inmediata se dirigió a toda velocidad a su casa en Laprida, mientras se mantenía en contacto con Natalia a través del celular.

Mientras tanto y esperando a la policía, Natalia relata que de pronto sintió como una explosión, fue cuando derribaron una ventana de una patada y entraron. “Me pateaban la puerta y me decían que les dé la plata. Yo les dije que no tenía pero no se iban, me decían que les dé la notebook y dinero. De pronto volé hacia atrás cuando lograron derribar la puerta de la habitación y caí al fondo, entonces vi que tenían en las manos “facas”, como las que tienen los presos, no eran cuchillos. Me repetían que querían la plata, revolvieron algunos cajones y se llevaron mi celular y la notebook. Por suerte no me hicieron nada, pero ellos sabían que la policía venía y no les importó, revolvían todo, se tomaron todo el tiempo del mundo”.

Minutos después y junto con la policía llegó Cristian que dijo que había escuchado los gritos de su esposa y las amenazas de los delincuentes a través del celular que nunca había apagado. “No puedo entender el tiempo que tardó en llegar el móvil del Comando Radioeléctrico. Llegué primero yo que estaba acá en Comodoro y ellos por detrás. Qué clase de seguridad tenemos, se preguntó. Además en Laprida hay una Comisaría y dijeron que no llegaron porque no conocían el pasaje donde está mi casa, si ellos son de ahí y hacen patrullajes constantes como puede ser que digan que no sabían donde era”, reclamó.

“Esto pasa por estas leyes garantistas que tenemos que sólo benefician a los delincuentes. Nosotros los ciudadanos comunes qué tenemos que hacer ahora. Las opciones son enrejarse y vivir presos, o comprar un arma, no sé, esto es una locura” decía Cristian. “No sé cómo voy a salir a trabajar ahora, tengo mucho miedo por mi familia. Acá en Laprida tenemos a un conocido narcotraficante y un delincuente convicto con arresto domiciliario, que no diga la policía que no los conocen. No les importa entrar a una casa aun sabiendo que hay gente, no sabés qué te puede pasar y finalmente tenés que terminar diciendo que por suerte no te hicieron nada y que saliste ileso” aseguró.

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