El fin de año llegó con malas noticias para casi cien empleados municipales de Sarmiento, cuyo contrato venció el 31 de diciembre y el nuevo intendente Sebastián Balochi optó por no renovarlos, convencido que “todos” pertenecían al sector político del ex mandatario Ricardo Britapaja.
En concreto, la nueva administración municipal no renovó unos 90 contratos, y en el camino quedaron una joven mujer embarazada sin trabajo, una chica con problemas visuales que además se moviliza en silla de ruedas y hasta una contratada que está en diálisis en Buenos Aires.
Ante la lluvia de críticas que recibieron las nuevas autoridades municipales, desde el entorno del intendente Balochi se limitaron a decir que “acá no hubo ninguna irregularidad, nosotros decidimos no renovar esos contratos porque debemos hacer un relevamiento de cuáles son las tareas que realizan esas personas. Las que se necesiten, se volverán a convocar”.
Desde el otro lado, quienes permanecen cerca del ex jefe comunal Britapaja hablan de una “caza de brujas” ordenada por el “dasnevista” Balochi; ya que la orden habría sido “que no quede ni un contratado de la gestión anterior, sea quien sea”.
Otro de los sectores que juega por estos días un rol protagónico es el gremio de los empleados municipales de Sarmiento, desde donde no hubo expresiones en torno a la baja de los contratados. Todo indica que la relación del gremio con el Poder Ejecutivo es mucho más “amena” de lo que fue con Britapaja en su momento.
