Bustos dejó entrever que la Justicia no acierta en su mensaje a la comunidad

En un informe publicado por el Diario Crónica, el Comisario Inspector Leonardo Bustos, jefe de la Brigada de Investigaciones local, sostuvo que las armas en la calle en poder de delincuentes remiten a un problema…

jueves 13/10/2011 - 11:00
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En un informe publicado por el Diario Crónica, el Comisario Inspector Leonardo Bustos, jefe de la Brigada de Investigaciones local, sostuvo que las armas en la calle en poder de delincuentes remiten a un problema cuyo mensaje es el que se le da a la sociedad desde la Justicia.

Así se refería Bustos en el matutino local a los últimos acontecimientos violentos que condujeron a la muerte de varios jóvenes en enfrentamientos armados. Habló de la importancia de sacar las armas de la calle, pero también dijo que «es necesario complementar esta prevención de manera integral con educación y el respaldo de la justicia.

Remarca el artículo que las últimas muertes ocurridas en la ciudad causaron una honda preocupación en los vecinos que observan con más frecuencia estos «enfrentamientos armados» con consecuencias trágicas, como una modalidad que de a poco parece ir instalándose. Es que de los ataques a pedradas entre bandas o grupos antagónicos de pronto pasaron a ataques a tiros, en una abierta conducta de desprecio por la vida propia y ajena, que se ve alentada por la aparente facilidad con que estos grupos violentos acceden a las armas, algunas de grueso calibre.

En alusión a esta problemática y a los últimos procedimientos, Bustos dijo a Crónica que «nosotros trabajamos en forma conjunta con la Fiscalía y nos han dado todos los allanamientos que hemos pedido, así que no podemos decir nada al respecto. Pero sí tenemos que puntualizar que con algunos jueces se dificulta y hemos tenido rechazos de pedidos de allanamientos porque la Justicia exige que haya un denunciante con nombre y apellido» sostuvo el jefe policial, y agregó: «obviamente, en la realidad ningún vecino va a denunciar a otro por tenencia de armas y va a firmar esto. Entonces ahí tenemos un problema, pero algunos jueces aceptan un criterio intermedio que es el dato anónimo, pero hay otros que no. Lo que pasa es que nos tenemos que adaptar a la realidad» explicó.

Más adelante el jefe policial se refirió a la serie de procedimientos que en todos los casos fueron de múltiples allanamientos en busca de armas y dijo: «Para nosotros el resultado es muy positivo. Si hablamos de números, decimos que en el año secuestramos 62 armas de la calle que estaban en poder de delincuentes. Pensemos que son 62 armas que ahora no están en la calle». De todos modos al referirse a los últimos homicidios ocurridos en la ciudad dijo: «de los últimos cuatro homicidios, dos fueron con armas de fuego y dos con cuchillos. Esto nos muestra que la prevención pasa por otro lado. Es una cuestión integral que debe avanzar desde la educación. Pero no solo debe haber prevención policial, porque se puede sacar una cantidad de armas de la calle, pero además hay que profundizar en la educación y también cambiar este Código Penal que es bueno pero hay puntos que se deben cambiar, porque para el que mató no debe haber peligro de fuga ni nada de eso, el verdadero peligro es que el individuo siga suelto. Tomemos en cuenta que muchos de los homicidios fueron cometidos por personas que ya estaban involucradas en homicidios, entonces necesitamos cambiar el Código y no hablamos de todo, solo de unos cuantos incisos nada más. No podemos entonces hablar de prevención en materia de armas ya que no todos los homicidios se dan con armas de fuego» acotó.

El «peligroso» mensaje de la Justicia

Bustos señala que el problema acá es el mensaje que se da a la sociedad desde la justicia. “Por ejemplo si antes un individuo mataba a alguien iba preso y no había otra. Hoy se puede matar a alguien y no pasa nada. Entonces es muy grave este mensaje de impunidad que da la justicia, porque parte de lo que pasa hoy es por esto, porque desde la justicia se da un mensaje de impunidad. Y no hablamos solamente de homicidios, nos referimos a esto porque es lo más grave. Pero hay violadores condenados que no están presos, hay homicidas condenados que están sueltos, pero antes si una persona era sospechosa de homicidio, permanecía preso hasta el juicio, hoy un homicida está condenado y está en la casa.

El grave problema de las armas en la calle
La gran mayoría de los casos de homicidios que se registraron en esta ciudad en los últimos tiempos tuvo como común denominador la utilización de armas de fuego. Y en casi todos los hechos, estas eran portadas por individuos en la vía pública. Si bien, en general no se hallaron las armas con que se cometieron los crímenes, con toda seguridad las mismas pertenecen al círculo ilegal de armas que, cada vez con más contundencia, se hace notoria su existencia en esta ciudad.

Y esta, justamente, es una cuestión clave a resolver por las autoridades. ¿Cómo hacer para avanzar en la lucha contra el tráfico de armas ilegales?

Hasta el momento, más allá de destacarse la decisión y la voluntad al momento de realizar los allanamientos, los últimos procedimientos masivos realizados no han cosechado resultados esperados. Entonces, ¿qué hay que hacer para no caer en la batalla contra el «desarme»?.

Como es público y notorio, cada vez es más habitual que cualquiera porte un arma en la calle. Esto se ha observado tanto en los hechos de violencia que han terminado con la pérdida de vidas humanas como en otros episodios de enfrentamientos entre grupos antagónicos en distintos sectores de la ciudad.

Ya no es solamente el «delincuente común» quien hoy anda armado en la vía pública, sino que también se ha podido constatar la portación de armas de fuego por parte de personas sin ningún tipo de antecedentes -especialmente jóvenes- que simplemente andan armadas «por las dudas» o para «defensa personal». Especialmente llevan el arma consigo al momento de sus salidas nocturnas. Y como estas por lo general son regadas de bebidas alcohólicas, es altamente probable que los resultados de cualquier episodio de violencia del que fueran protagonistas sean trágicos.

Entonces, no sería desatinado pensar en la posibilidad de acompañar a los allanamientos domiciliarios sorpresivos en busca de armas -que deberían seguir realizándose- con otros procedimientos similares pero en la vía pública, a las salidas de locales nocturnos, en lugares de concentraciones de público, en calles estratégicas, etc. etc.

Está casi comprobado que las armas son transportadas por lo general en vehículos. Pues, bien… que se potencien los controles y las requisas a los vehículos en la vía pública. En estos casos, es más difícil hacer «desaparecer» el arma, como lo hacen en los domicilios visitados por la policía.

Es sólo una sugerencia en la lucha contra el cada vez más fuerte mercado ilegal de armas en la ciudad, aunque está claro que sólo se trata de una arista de la problemática de la inseguridad. Pero que al menos vale la pena intentarlo para procurar evitar que se siga derramando más sangre y la pérdida de vida de personas.

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