El dictador venezolano, Nicolás Maduro, arremetió nuevamente contra el presidente argentino, Javier Milei, debido al respaldo del jefe de la Casa Rosada al Estado de Israel tras el ataque de Irán durante el pasado fin de semana.
Maduro calificó a Milei como “arrastrado” y lo acusó de condicionar sus decisiones a las políticas de Estados Unidos.
“Javier Milei quiere ser más arrastrado que los arrastrados en los temas del sionismo” sentenció el dictador de Caracas, al tiempo que cuestionó la presencia del mandatario argentino en los Estados Unidos, quien la semana pasada estuvo en una gira que lo llevó a reunirse con el empresario Elon Musk.
“Fue a Miami a declarar Javier Milei, que le parecía muy bien lo que estaba haciendo el gobierno de Israel con Palestina, en Gaza, que iba muy bien, que contaba con su apoyo”, añadió Maduro.
En esta misma línea, las críticas del dictador chavista se extendieron hacia la líder opositora venezolana, María Corina Machado, quien respaldó también al Estado israelí: “¿Cómo se puede llamar eso? ¿Dignidad? ¿Independencia? ¿Pensamiento propio? Tiene un solo nombre, arrastrado. Arrastrado, Te dije”.
El presidente de la Argentina, Javier Milei, se encontraba en Miami el pasado sábado cuando se registró el ataque de Irán a Israel (EFE/CRISTÓBAL HERRERA-ULASHKEVICH)
Maduro aprovechó para reaccionar a la restitución de sanciones contra el régimen anunciada por el gobierno de los Estados Unidos, por impedir el normal desarrollo de un proceso electoral en Venezuela.
“Ellos siguen chantajeando que van a quitar la licencia 44″, dijo Maduro. “Nosotros vamos a seguir adelante con licencia, sin licencia, nosotros no somos colonia gringa (…) nadie nos va a parar”.
La licencia general 44, emitida en octubre de 2023 por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense, autoriza transacciones con la estatal petrolera PDVSA e inversiones en el sector energético de Venezuela.
Pero siempre estuvo condicionada a “avances” electorales. La Casa Blanca, de hecho, advirtió en enero que podría revocarla por la inhabilitación de dirigentes opositores como María Corina Machado, favorita en las encuestas, de cara a los comicios del 28 de julio. Desde entonces, la oposición mayoritaria ha enfrentado otros obstáculos para participar en las elecciones.
“Es una licencia colonialista (…) porque Estados Unidos pretende monitorear, controlar, tutelar la industria petrolera de Venezuela”, reclamó el presidente. “Nosotros hemos tomado nuestro propio curso de trabajo, nuestro propio modelo económico, con amenazas, con sanciones, hemos aprendido a recuperarnos”.
El dictador caraqueño ha sido insistente en sus críticas contra el presidente argentino, Javier Milei (REUTERS/ARCHIVO)
El embargo al petróleo y el gas de Venezuela fue impuesto en 2019 como parte de una batería de sanciones que buscaban desplazar a Maduro del poder; pero la invasión de Rusia a Ucrania impulsó en Estados Unidos y Europa la búsqueda de fuentes de energía estables, lo que podría profundizarse con la crisis en Oriente Medio.
Washington ya había otorgado licencias particulares, como la concedida al gigante estadounidense Chevron en noviembre de 2022 para operar en Venezuela y cobrar con crudo deudas pendientes.
La producción de Venezuela se ubica alrededor de 800.000 barriles diarios, tras tocar piso a mediados de 2020, cuando se desplomó por debajo de los 400.000; pero está lejos de los tres millones que alcanzaba hace 15 años.