El default de Macri es el más insólito de todos

Es el octavo default de la historia nacional. Macri endeudó y defolteó en menos de cuatro años de gestión. El “corralito de las Letes» es un golpe a las finanzas de empresas y provincias. La…

domingo 01/09/2019 - 12:40
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Es el octavo default de la historia nacional. Macri endeudó y defolteó en menos de cuatro años de gestión. El “corralito de las Letes» es un golpe a las finanzas de empresas y provincias. La necesidad de reestablecer el control de capitales y del mercado de cambios.

Según publica Página/12, el default de Macri es inédito cuando se repasa el archivo de cesaciones de pagos de Argentina. Es el octavo de la historia nacional (el inventado por el juez Griesa no se contabiliza porque no fue una decisión soberana el no pago) con la particularidad de que éste es con deuda emitida por el mismo gobierno. Los anteriores fueron por deudas heredadas de administraciones anteriores. Es un indicador contundente de la velocidad y magnitud del desastre provocado por la economía macrista.

En menos de cuatro años, después de recibir una economía desendeudada, Macri la entregará en default. O sea, endeudó y defolteó. Es una marca notable para un ciclo económico tan breve. No pagar la deuda emitida en su propia gestión no es el único factor que hace a este default excepcional. Se le debe sumar que el incumplimiento será con la deuda nominada en pesos, o sea en la moneda que emite el país.

El gobierno hubiera podido atender esos compromisos porque no tiene restricciones para emitir pesos; diferente es con la deuda en dólares, divisas que obviamente no emite y no tiene en cantidad. No es usual que los países informen a los inversores que no pueden pagar la deuda pública en su propia moneda. Son casos de quiebras soberanas dramáticas.

Declarar el default de deuda en pesos de corto plazo refleja el agobio en que está hundido el gobierno de Macri, desesperación que lo arrastra a reaccionar sin evaluar consecuencias. Fue una decisión sólo motivada por el temor a que, mientras se vayan concretando los vencimientos de esos pasivos públicos en pesos, esos recursos se destinen a la compra de dólares. Y como las reservas de libre disponibilidad se están liquidando a rápida velocidad, la respuesta de Hacienda fue improvisada, lo que terminó acelerando la corrida.

La tendencia de la pérdida de reservas está adquiriendo una dinámica que proyectada entrega como resultado que las arcas del Banco Central estarán vacías antes de la entrega del gobierno el 10 de diciembre próximo.

Atrapados
El “corralito” de la deuda pública en pesos, con cronograma de desembolso para personas jurídicas, generó un desquicio de proporciones en los Fondos Comunes de Inversión. El economista Christian Buteler publicó un tuit fulminante: “Las pérdidas que ha provocado Lacunza en los FCI por sus medidas son impresionantes”.

El patrimonio de los Fondos bajó de casi 250 a 155 mil millones de pesos del 27 al 30 de agosto. Precisó que “38 por ciento bajó el patrimonio administrado en 3 días producto de los rescates”. Señaló que algunos Fondos bajaron hasta el 62 por ciento en ese lapso e indicó que los bancos que más vieron caer sus Fondos son BBVA, HSBC, ICBC y Banco Nación. La suspensión de las operaciones el día posterior al anuncio del default y el derrumbe posterior del valor de las cuotapartes fue el puntapié al nerviosismo que atrapó a ahorristas por el destino de sus depósitos.

Las finanzas de provincias y de empresas industriales, servicios y comercio también recibieron un golpe demoledor con el “corralito de las Letes”. Colocaron parte del capital de trabajo para evitar su desvalorización en instrumentos de deuda de cortísimo plazo del Tesoro Nacional, a tasas más elevadas que las de plazos fijos, y ahora tienen el dinero atrapado.

La compra de Letras del Tesoro fue la estrategia financiera del sector privado en un contexto de derrumbe del consumo y del mercado interno. Las empresas buscaron una salida de emergencia ante el naufragio macrista utilizando al Estado (necesitado de pesos para cubrir el bache fiscal) como financista ahogado. Este estuvo pagando intereses elevadísimos, fondos que facilitaban a las firmas hacer frente a los salarios deprimidos de sus trabajadores y a los compromisos con proveedores. El ingreso financiero conseguido con las Letras colaboraba en la administración diaria de una economía en crisis.

Esas Letras también fueron utilizadas como garantías en el circuito de préstamos en el mercado bursátil (las denominadas cauciones), operaciones que también quedaron en un limbo.

Varias provincias imitaron el comportamiento de empresas privadas, al destinar excedentes del presupuesto a la compra de Letras en pesos y en dólares, para recibir una renta que les permita hacer frente al pago de salarios, aguinaldo y compromisos con proveedores. De acuerdo a un informe oficial, diez provincias tienen en total el equivalente a unos 1250 millones de dólares en esos instrumentos de deuda de cortísimo plazo. La Provincia de Buenos Aires de María Eugenia Vidal quedó atrapada del “corralito de Letes” con unos 500 millones de dólares.

El default de la deuda en pesos es otra muestra más que al dogmatismo neoliberal y al conservadurismo político, además del plan negocios desplegados para amigos, familiares y testaferros, se le agrega un abrumador grado de impericia en la administración de la crisis. Ese anuncio fue el disparador para aumentar la intensidad de la corrida cambiaria y para comenzar la bancaria.

En estos casi cuatro años han estado pasando como funcionarios en el área económica referentes del establishment, desde Alfonso Prat Gay, Federico Sturzenegger, Luis Caputo, Nicolás Dujovne, Guido Sandleris hasta Hernán Lacunza, y uno peor que otro en la gestión pública, para terminar generando otra de las grandes crisis argentinas, como fueron el Rodrigazo, la tablita cambiaria de Martínez de Hoz, la hiperinflación y el estallido de la convertibilidad. Cada uno de ellos, como sus más estrechos colaboradores, se acomodará rápidamente en consultoras de la city, en empresas, universidades privadas locales o del exterior o en organismos internacionales. Antes y ahora, esos economistas gozan de la impunidad conferida por el poder económico, y así se van repitiendo las crisis.

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