El Che, 45 años después

Este martes 9 de octubre se cumple un nuevo aniversario del asesinato en cautiverio de Ernesto ‘Che’ Guevara. Para todos los que luchamos por un mundo más justo y solidario, su recuerdo es doloroso y…

domingo 07/10/2012 - 21:00
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Este martes 9 de octubre se cumple un nuevo aniversario del asesinato en cautiverio de Ernesto ‘Che’ Guevara. Para todos los que luchamos por un mundo más justo y solidario, su recuerdo es doloroso y esclarecedor a la vez.

Proyecto Sur valoró la figura de Ernesto Guevara, por un lado, nos recuerda la coherencia y el coraje de un hombre que fue capaz de jugarse el pellejo para demostrar la validez de sus principios. Por otro, nos impone la obligación de recuperar y actualizar su pensamiento libertario, su anhelo de una sociedad en la que todas las personas tengan las mismas posibilidades de realización.

Hoy estamos en un escenario en el que Argentina sigue siendo un país sometido a las leyes del capitalismo internacional y en el que cada vez más compatriotas son arrojados a la pobreza y a la indigencia, mientras el gobierno alienta las inversiones de grupos económicos extranjeros para que se lleven nuestros recursos naturales y devasten nuestro territorio. En Chubut, sin ir más lejos, el panorama está bastante claro.

El capitalismo es una máquina de generar miseria y sufrimiento. Por eso, nosotros -y muchos otros- seguimos pensando que es necesario avanzar hacia un sistema socialista, en el que no nazcan niños condenados a la pobreza, en el que los gobiernos no se vendan a los poderosos del mundo, en el que se respete la naturaleza, en el que la solidaridad sea la base de las relaciones humanas.

Asumimos la necesidad de pensar cómo debe ser ese socialismo del siglo XXI, luego de los aprendizajes de los movimientos revolucionarios y populares del siglo XX. Seguiremos trabajando para dar precisión y realidad a ese proyecto. Así entendemos el legado de Ernesto Guevara.

¡Hasta siempre, Comandante!
“¡Apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”. El 9 de octubre de 1967, en una escuelita de La Higuera (Bolivia), luego de haber sido sometido a una serie de interrogatorios a cargo de agentes de la CIA, los captores decidieron fusilar a Ernesto Guevara. Enviaron al sargento Mario Terán para que le dispare debajo del cuello. “Para que parezca una muerte en batalla”, dijeron.

La declaración de Terán
Dudé 40 minutos antes de ejecutar la orden. Me fui a ver al coronel Pérez con la esperanza de que la hubiera anulado. Pero el coronel se puso furioso. Así es que fui. Ése fue el peor momento de mi vida. Cuando llegué, el Che estaba sentado en un banco. Al verme dijo: “Usted ha venido a matarme”. Yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. Entonces me preguntó: “¿Qué han dicho los otros?”. Le respondí que no habían dicho nada y él contestó: “¡Eran unos valientes!”. Yo no me atreví a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente.

Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma. “¡Póngase sereno —me dijo— y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”. Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en el hombro y en el corazón. Ya estaba muerto.

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