Al cierre de esta edición brigadas de la provincia y de Río Negro y Neuquén combatían el voraz incendio desatado el lunes a la tarde en el Cerro Currumahuida en jurisdicción de Lago Puelo. El director general de Bosques y Parques, Manuel Peralta, informó a Jornada que “están todas las brigadas, aviones y Defensa Civil trabajando sin descanso para sofocar el fuego, pero las condiciones climáticas no lo permiten”, en sentido de que reinaba un fuerte viento que expandía rápidamente las llamas.
El funcionario se trasladó al lugar del siniestro en la Comarca Andina para conducir el operativo, en un área de mucha forestación y vegetación variada que dificultaba la tarea de los brigadistas que fueron convocados apenas se inició el incendio, y también colaboran Brigadas de Río Negro y Neuquén y aviones del Plan Nacional de Manejo del Fuego con asiento en la región. Peralta se mostró muy preocupado por la magnitud que alcanzaron las llamas que devoraban bosques nativos y plantaciones de pino adulto. No obstante aseguró que el Servicio Provincial de Manejo del Fuego hará todo lo posible para el control, siempre y cuando los factores climáticos acompañen.
Peralta comentó que estaba muy complicado el trabajo, incluso con temores a que se produzcan pérdidas de gas en la red del lugar. A su vez explicó que la Escuela Nº 717 suspendió las clases, para permitir que el edificio sea utilizado como base de operaciones para las brigadas. A ello, se le sumó que han sido evacuados unos 10 pobladores, todos mujeres y niños, por razones de seguridad ya que residían en viviendas que están a entre 100 y 200 metros del fuego.
El incendio comenzó alrededor de las 15 del lunes en la ladera oeste del cerro Currumahuida, detrás del gimnasio municipal de Lago Puelo de manera intencional. El fuego se propagó en dirección noreste ascendiendo sobre la pendiente y ayudado por el viento. El mismo continuó en ascenso, provocando un foco secundario a más de 600 metros que alcanzó la parte más alta de la ladera. Se complicó más aún cuando el siniestro se dividió en varios focos ubicados al inicio de la ladera, a media ladera y en la cima del Cerro Currumahuida. De acuerdo a los resultados de las investigaciones policiales, el foco ígneo habría sido iniciado por cuatro niños de entre 12 y 8 años, quienes en un juego peligroso habrían prendido fuego unos matorrales y que se les habrían descontrolado por el efecto del viento y del calor.
Recibida la alarma se ordenó un ataque inicial con la brigada de Bosques de Lago Puelo y bomberos voluntarios. Pero debido a la gran intensidad y alta llama del fuego, el personal no logró el control y las llamas siguieron avanzando sobre la pendiente. Se envió a la brigada de Golondrinas y se pidió apoyo a las brigadas de Parque Nacional Lago Puelo, al SPLIF de Río Negro, a la brigada nacional del Plan Nacional de Manejo del Fuego y a bomberos voluntarios de El Hoyo. También se solicitaron dos aviones hidrantes al Plan Nacional de Manejo del Fuego, que de inmediato comenzaron a efectuar lanzamientos de agua.