Otro rasgo distintivo del paso de Cristina por Comodoro fue su mesura. Para uno y otro lado. No hubo grandes definiciones políticas, sino un repaso de su gestión y de lo que el gobierno de su esposo y el de ella han hecho por la Patagonia y por Chubut en particular.
“Todas las veces que hemos venido aquí hemos venido con las manos tendidas. Primero con ideas, luego con gestión y con obras. Somos y seremos pingüinos, bien pingüinos, trabajadores como ellos, creyendo en los proyectos colectivos y no meramente individuales.”
Sin embargo, deslizó cierta ironía hacia el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, al decir: “Nosotros no estamos con esos proyectos que dividen fuerzas en donde deberían estar unidos. Nunca venimos acá a Chubut a hablar mal de nadie. Hemos hecho tantas cosas por Comodoro, por Trelew, por Madryn, díganme si alguna vez vinimos a sembrar separación y discordia”, señaló.
Y agregó: “Estoy seguro que ustedes viven bastante mejor que en el 2003, y ése era su objetivo –el de Néstor Kirchner-, que lo mismo que había hecho allá pudiera derramarlo en todo el país”.
Más adelante tuvo un gesto de cercanía con sus candidatos locales, cuando volvió a recordar lo que ella y Néstor habían hecho por –por Carlos Eliceche- Chubut: “Decime, Ganso, ¿como estaba Puerto Madryn hace unos años y cómo está ahora? Y vos, Tano –por Néstor Di Pierro-, acordate lo que era Comodoro y lo que es ahora, pujante.”
Un recuerdo a los presentes de que “estamos en veda electoral” bajó los ánimos de aquellos que pedían a gritos la “reelección” y un apoyo más explícito para los candidatos del FpV de Chubut.
“Él me da la fuerza para seguir adelante. Sigamos adelante con fuerza por él y por nosotros mismos. Gracias Chubut, gracias Comodoro, una vez más muchas gracias”, concluyó su discurso Cristina, antes de saludar a cada uno de los que estaban en el paco: desde Eliceche y Di Pierro, hasta Norberto Yauhar, Rafael Williams, Daniel Scioli, el gobernador santacruceño Daniel Peralta y el senador chubutense Marcelo Guinle, entre otros.