
Las fuertes tormentas que azotaron a varias localidades bonaerenses durante el viernes obligaron a evacuar a al menos 1.005 personas, según datos oficiales difundidos por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. De acuerdo con el informe, los municipios con mayor cantidad de damnificados fueron Moreno y Salto, con 180 evacuados cada uno.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió una alerta roja por tormentas fuertes y persistentes en el norte del territorio bonaerense, con precipitaciones que superaron los 300 milímetros en algunas zonas, generando anegamientos, cortes de luz, evacuaciones y caos vehicular.
Zárate, Campana, Arrecifes, Salto, Carmen de Areco, San Antonio de Areco, Zárate, General Las Heras, Exaltación de la Cruz General Rodríguez, Luján, Marcos Paz, Mercedes, San Andrés de Giles y Suipacha son las localidades donde rige el nivel rojo del SMN.
“Superamos los 330 milímetros de agua acumulada”, confirmó Marcelo Matkin, intendente de Zárate. Y agregó: “Tenemos 167 evacuados hasta el momento. La mayoría de los vecinos se autoevacuaron desde temprano. Necesitamos que pare de llover”.
En localidades como Rafael Obligado también se registró una acumulación mayor a los 300 milímetros. Allí, en unas pocas horas cayó un tercio del agua estimada para el año entero.
Los municipios con mayor cantidad de damnificados fueron Moreno y Salto: 180 evacuados cada uno, según registros oficiales.
Además se confirmó el corte total en las Rutas 8 y 9 y varios accesos provinciales.
En las últimas horas se viralizaron videos de la Ruta 9 completamente inundada y con autos flotando a la altura del kilómetro 111 y alrededores, entre las localidades de Baradero y Campana.
La situación es particularmente peligrosa en esa zona y los informes de tránsito recomiendan no circular por allí. La Ruta 8 se encuentra anegada entre los kilómetros 98 y 168.
Los municipios de Quilmes, Avellaneda, Pilar, Moreno, Vicente López y Lomas de Zamora registraron los mayores inconvenientes. En algunos barrios el agua ingresó a viviendas, comercios y escuelas. Esto provocó pérdidas materiales y obligó a cientos de vecinos a autoevacuarse.
En Moreno, vecinos del barrio Cuartel V enfrentaron una de las situaciones más dramáticas. El agua ingresó a las casas, alcanzando camas, electrodomésticos y espacios de uso cotidiano. Algunos testimonios describieron escenas de desesperación y condiciones muy precarias.
“Mi abuela tiene 83 años, no puede salir de la casa. También tengo una hija con discapacidad. Vivimos con el estrés de que el agua nos entre todo el tiempo”, contó una vecina mientras los vecinos trataban de ayudarla a cruzar un pasillo inundado.
“Yo tengo diabetes y estoy muerta de frío acá, porque estuve toda la tarde sacando agua. Esto ya me pasó antes, es la segunda vez. Y no, no hubo ninguna mejora. No tenemos cloacas, no tenemos luz. La última vez vino un camión, se llevó todo por delante y se robaron los cables. Estamos con el alumbrado de afuera, nada más”, relató otra residente, en medio del barro.
En Avellaneda, el desborde del arroyo Sarandí afectó especialmente a Villa Inflamable y zonas ribereñas. Varias familias debieron ser evacuadas y muchas perdieron sus pertenencias.
En Pilar y Lomas de Zamora, se reportaron cortes de energía y calles totalmente intransitables. Las intensas lluvias también generaron problemas en el transporte público y obligaron a suspender clases en varias escuelas.
Vicente López también sufrió graves anegamientos en barrios como Munro y Villa Martelli, donde los vecinos reclamaron por la falta de obras complementarias en el sistema pluvial.
El gobierno bonaerense activó un Comando de Incidencias con base en Puente 12, en La Matanza, para coordinar tareas de asistencia con los municipios.
Se desplegaron móviles de Defensa Civil, bomberos y personal del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad para atender a los afectados. Sin embargo, en muchos barrios la ayuda aún no llega o lo hace de forma insuficiente.
Las lluvias continuarán durante el fin de semana, según informó el SMN, lo que podría agravar aún más la situación. Desde las organizaciones sociales y vecinales, reclaman medidas estructurales, mayor inversión en infraestructura hidráulica y una presencia estatal más activa ante cada emergencia.