Con un Luis Scola inoxidable como abanderado, la selección conducida por Sergio Hernández superó 80-66 a su par de Francia –que contaba con la presencia de cinco jugadores NBA- y se metió por tercera vez en su historia en la final del Mundial de Basquet, esta vez disputado en China. Irá por otro batacazo: se viene el poderoso España, pero ahora ¿quién no se anima a soñar?
No fue un partido más, o quizás sí, porque la selección conducida técnicamente por Sergio Hernández jugó con la intensidad que viene demostrando a lo largo del mundial. Sometió a una poderosa Francia que, para llegar a la instancia de semis y enfrentar a Argentina, había superado nada más y nada menos que al gigante Estados Unidos –de flojo torneo como para lo que significa para este deporte-.
Argentina no iba a regalar nada, y lo demostró desde el inicio. Ganó cada uno de los parciales (21-18, 18-14, 21-16 y 20-18) reduciendo a los galos con una excelente tarea defensiva en equipo. Sumado a un extraordinario partido de Luis Scola (28 puntos y 13 rebotes), que pese a sus 39 años demostró estar a la altura de un torneo de tal exigencia.
Un equipo plagado de jóvenes, los herederos de la famosa «Generación Dorada» que tantas alegrías le dio al deporte argentino, ya demuestra sus virtudes y su garra para representar los colores celeste y blanco en los torneos internacionales.
Trabajo defensivo, buen ataque, entrega y nunca bajar los brazos son los ejes del equipo del «Oveja» para llevar adelante este tipo de partidos. Cada desafío que supera Argentina agranda la figura de los integrantes del equipo pero sobre todo, al equipo en sí.
La fuerza mental
Para vencer a las potencias –bien lo sabe y hace esta selección-, Argentina desplegó un gran trabajo en lo técnico y físico, pero sobre todo en lo mental, pasando por arriba a cada rival que en la previa se veía superior. Esto quedó demostrado en las palabras del serbio Nemanja Bjelica, actual alero de los Sacramento Kings de la NBA: “puede que seamos un mejor equipo que Argentina, pero nos mostraron que querían esta victoria más que nosotros. No estábamos mentalmente preparados para el partido, especialmente yo. Sé que somos un equipo, pero como uno de los líderes, debo decir: jugué como un cagón. La forma en que los argentinos celebraban. Todos estaban llorando. Se merecían esta victoria«.
El hambre de ganar de Argentina redujo cualquier distancia entre planteles conformados con estrellas de la NBA y esta selección sin grandísimas figuras pero unido, comprometido y trabajador.
Un paso más…
Apenas sonó la chicharra que marcaba el final del triunfazo contra Francia, se desató el merecido festejo. Aunque también se sabe, por lo que viene demostrando el equipo durante el torneo, que ya estaban con un objetivo claro en la cabeza, ser campeones.
Argentina irá en búsqueda del máximo objetivo este domingo a las 9 de la mañana cuando se enfrente a España por la final del Mundial de Basquet llevado a cabo en China. Que pese al horario matinal, contará con el apoyo de un país que se contagió con la actitud del equipo que se le plantó y le ganó a los gigantes.
¿Lo veremos otra vez en pantalla a nuestro amigo –y a esta altura amuleto- el Indio Lam?
