
De junio a diciembre, las costas de Chubut se convierten en el hogar de la ballena franca austral, que llega a estas aguas para aparearse, dar a luz y amamantar a sus crías. El mejor lugar para observarlas es la Península Valdés, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde Puerto Pirámides, seis empresas habilitadas ofrecen excursiones embarcadas de dos horas, permitiendo un contacto cercano con estos gigantes marinos.
Para quienes prefieren disfrutar del espectáculo desde tierra firme, la reserva natural El Doradillo, a solo 15 km de Puerto Madryn, es una opción ideal. Entre junio y octubre, madres y crías se acercan a la costa, brindando postales inolvidables.
Pingüinos de Magallanes, una experiencia inolvidable
Si bien las ballenas son las grandes protagonistas del invierno, los pingüinos de Magallanes toman el relevo en primavera y verano. Punta Tombo, a 110 km de Trelew y 175 km de Puerto Madryn, alberga una de las colonias más grandes de esta especie. Desde septiembre hasta marzo, miles de pingüinos llegan a la reserva para reproducirse, anidar y mudar su plumaje. Los visitantes pueden caminar entre los senderos y observar de cerca su fascinante comportamiento.

Otra alternativa es la pingüinera de Cabo Dos Bahías, cerca de Camarones, donde además de admirar a estas simpáticas aves, se pueden realizar excursiones por la costa y disfrutar de actividades como la pesca.
El avistaje de ballenas y pingüinos en Chubut es mucho más que una excursión: es un encuentro con la naturaleza en su máxima expresión. Una oportunidad única para emocionarse y reconectarse con la belleza del mundo animal en plena Patagonia.