Vecinos de la calle Magdalena Güemes denunciaron que los adolescentes rompieron vidrios de viviendas y vehículos, generando temor e indignación en la comunidad.
Alejandro, uno de los vecinos damnificados, relató en diálogo con FM La Petrolera que el hecho ocurrió poco antes de las 7 de la mañana. «Estábamos descansando como cualquier domingo. Mis perros comenzaron a ladrar mucho, salí a ver qué pasaba y escuché explosiones. Era la alarma comunitaria que había sido activada», contó. Según explicó, los jóvenes, tras causar daños en otros domicilios, llegaron a su vivienda y comenzaron a arrojar piedras, rompiendo un ventanal doble.
Al salir a confrontarlos, Alejandro logró interceptarlos en la esquina de su casa y se sorprendió al descubrir que eran en su mayoría menores de edad, algunos de apenas 12 años. «Con los vecinos llamamos a la policía, pero cuando llegó el patrullero, los oficiales nos dijeron que no podían hacer mucho porque había un solo móvil disponible», denunció.
El vecino radicó la denuncia en la Seccional Quinta de Policía, pero expresó su descontento con el accionar policial: «Me dejó mucho que desear. Lo único que hicieron fue custodiar a los chicos hasta un lugar, y ni siquiera identificaron a los menores o llamaron a sus tutores».
Según manifestaron los jóvenes, provenían del salón de eventos «Don Nico». Al comunicarse con los responsables del establecimiento, Alejandro recibió como respuesta que ese día no se había organizado ningún evento oficial y que el salón no se hace responsable de lo que sucede una vez que los asistentes se retiran.
Este no es un hecho aislado. En diciembre pasado, vecinos de la calle Chacoma, paralela a Güemes, sufrieron una situación similar: rotura de vidrios de vehículos y viviendas a la salida de un evento en el mismo salón.
«Los vecinos están cansados de denunciar. Los damnificados vamos a tener que hacernos cargo de los gastos de reparación», lamentó Alejandro. Además, reclamó mayores controles en los eventos que se realizan en el salón, incluyendo la presencia de personal de seguridad o efectivos policiales para evitar que los menores consuman alcohol y circulen sin supervisión.
«Había una nena de 12 años llorando porque su hermano, apenas mayor, era quien debía llevarla a su casa. Dudo que los padres sepan dónde están sus hijos o qué hacen», agregó.
El reclamo de los vecinos apunta no solo a la necesidad de mayor responsabilidad por parte de los organizadores de eventos, sino también a una intervención más efectiva por parte de las autoridades para evitar que estos episodios de violencia y vandalismo se repitan.
