En un país “en guerra” como definió Piñera, la cifra de muertos aumentó en la noche del domingo tras nuevos incidentes en las principales ciudades chilenas. Se describe que es la mayor oleada de violencia desde el regreso de la democracia en 1990.
«Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite, que está dispuesto a quemar nuestros hospitales, el metro, los supermercados, con el único propósito de producir el mayor daño posible», enfatizó catastróficamente Piñera.
Los disturbios iniciados el viernes como una protesta estudiantil contra el aumento del pasaje del metro en Santiago se transformó en un estallido social, que tiene como trasfondo varios reclamos que viene sosteniendo la sociedad chilena sin respuesta alguna por parte de las autoridades.
Durante el fin de semana el presidente Sebastián Piñera ordenó el toque de queda para intentar frenar la situación, al tiempo que entregó el control de la seguridad en Santiago, Valparaíso y Concepción a la autoridad militar.
En redes sociales, manifestantes y ciudadanos comparten imágenes de agresiones por parte de Carabineros y Ejército, y el llamativo procedimiento de “levantar” a toda persona que circule en la vía pública durante el toque de queda, entre varios efectivos, agresivamente y en vehículos no oficiales ni identificados con la institución.
