La Academia lo ganaba dos veces, pasó a perderlo y, aunque Campi puso el 3-3 sobre el final, su gente lo despidió entre insultos: sigue en el fondo de la tabla. Y aunque jugó un gran partido, el Pincha no pudo alcanzar a Vélez en la cima del torneo.
Mejor que decir que el partido en el Cilindro no tuvo ganadores es decir que ninguno sumó de a tres. Porque, sin dudas, el que ganó fue el espectador neutral y cualquier amante del fútbol en general que sepa ponderar la quimera que parece presenciar seis goles en el contexto de un fútbol tan pobre. No le sirve a Racing para salir del fondo de la tabla (¿sí en los promedios?), ni a Estudiantes para alcanzar a Vélez en la punta. Pero más allá de errores puntuales, casi seguro ambos dejaron su mejor versión en las 11 fechas que llevan jugadas en el Final.
El despertador sonó temprano para Racing, que golpeó a los 2′ con un testazo de Saveljich, cuando Estudiantes todavía estaba bostezando. Pero lejos de quedarse, el equipo platense fue al frente, se hizo con la pelota con Román Martínez y Verón, y lo empató con la misma fórmula: pelota parada, un hombre que apareció solito en el área (Carrillo) y otro pase a la red. La intensidad siguió y Saja salvó un par de veces de un lado, y De Paul pifió un par de veces del otro.
¿Era mucho pedir otros 45′ así? Demostrado quedó que no. Se enchufó Viola, armó un jugadón y le sirvió la redención a De Paul. Y al toque otra apilada de Titín, pero esta vez no la pasó y Rulli tapó bien. Era de Racing hasta que entró un ex Independiente a arruinarle la fiesta. Patito Rodríguez, en menos de diez minutos, sacó el empate de la galera (la empujó Olivera bajo los palos) y definió él mismo lo que era el triunfo 3-2 y la punta para el León.
No había tiempo para más fútbol ni emociones cuando Campi, otro ingresado, metió un zapatazo furioso desde afuera del área y decretó el resultado final de un partidazo en 3-3. A pesar del gol en el último instante, la hinchada de Racing explotó en bronca y cantó contra sus jugadores aun cuando no había terminado el partido. ¿Por acordarse tarde? ¿Por dejar pasar otra chance que por momentos tuvo abrochada? ¿Porque sigue último?
Todo es cierto, pero también lo es que, desde la última victoria, su equipo juega a otra cosa. Le falta contundencia, le falta oficio para aguantar pero, en sus últimos dos empates, también un poquito de suerte. La gente terminó muy enojada, no se la agarró con Merlo pero dejó en claro que no está conforme con la forma de jugar de su equipo.
Argentinos sigue en el fondo de los promedios
Jugó decididamente mal y empató contra Atlético de Rafaela en La Paternal. El punto no le sirve: sigue último, lejos, en la tabla de los promedios. Borghi se fue preocupado. El equipo ni siquiera dio muestras de carácter para salir de la situación en la que se encuentra.
Difícilmente se pueda jugar peor de lo que se jugó este martes en La Paternal. Y no me pida que contemple el hecho de que Argentinos esté peleando por la permanencia, porque jugando así no puede aspirar ni a llegar a la última fecha del campeonato con la esperanza de que el sueño se cumpla.
Es raro ver a un equipo de Borghi tan desanimado: créame que no da siquiera muestras de carácter como para darle lucha al descenso. Se lo ve resignado. Entregado. Apenas tiene a Pisculichi, ese delantero que en tiempos de gloria supo ganarse aplausos al por mayor, hoy desconocido, venido a menos, pero no únicamente por él sino porque no tiene con quién desplegar su fútbol.
Criticar al Bichi no es fácil: ídolo indiscutido de Argentinos, volvió a La Paternal a dar una mano simplemente por amor a la camiseta. Pero como cualquier ser terrenal, también se equivoca. ¿En qué? En poner a Sand, por ejemplo, quien se encarga de argumentar fecha tras fecha por qué en Racing (y también en Tigre) se cansaron de su presencia. ¿Por qué no apostar por Boyero? ¿Por qué llevarlo al banco cuando cinco minutos le bastan para demostrar que en la actualidad es mucho más que Pepe? La falta de profundidad probablemente sea el problema crucial que tiene este equipo, y queda claro que con Sand será muy difícil conseguirlo.
Lo de Atlético de Rafaela es, por decirlo de alguna manera, más entendible. Fue hasta el Diego Armando Maradona sin dos de sus piezas fundamentales: Vera y Depetris, ambos lesionados. Es cierto, sin embargo, que ya no es la creme de la creme: lejos está de la performance del Torneo Inicial, a pesar de que tenga destellos que permitan considerar que la idea está intacta. Aún con todos sus problemas a cuestas, pudo haberse llevado los tres puntos de La Paternal si Nereo Fernández no le tapaba a Canuhé ese remate a quemarropa, dentro del área chica, que terminó en un tiro de esquina.
Argentinos también tuvo la suya. ¿Cómo? En la cabeza de Boyero. La única del Bicho en el encuentro fue por partida doble, pero Conde respondió bien en ambas oportunidades. Por eso, en definitiva, hubo repartija de puntos. Aunque fue uno para cada lado, el de La Paternal es el que terminó perdiendo. Y si sigue jugando así, probablemente pierda algo más que estos dos puntos…
