Cuando empezamos a escuchar las experiencias del presupuesto participativo en países latinoamericanos sentimos algo de entusiasmo ante la posibilidad de opinar mas allá de emitir el voto, podríamos participar con responsabilidad.
No es descabellado pensar que es posible instrumentar esta herramienta. Y así vimos que en la Carta Orgánica Municipal es mandato la creación de Juntas de Participación Vecinal, en el concepto más claro de descentralización de gestión. La ciudad tuvo que esperar algo más de 10 años para que se efectivizara… o comenzara a hacerse posible la participación vecinal organizada como “manda” la C.O.M.
El criterio que sustenta la sanción de la ordenanza es el de desarrollar una herramienta de participación para que los vecinos organizados pudieran opinar y establecer prioridades de obras y servicios en su lugar de residencia.
Es una herramienta valiosa para un estilo de gobierno que rescata la opinión del vecino como parte sustantiva de la gestión. Esta herramienta destina un mínimo porcentaje del presupuesto señalado en obras públicas para ser afectado a obras que los vecinos consideren importantes, también para programas en los que los vecinos deciden invertir. No se puede decidir no cumplir con un mandato constitucional…no es materia de opinión si cumplo con la Carta Orgánica o no.
Es un estilo de gestión que deberá negociar la iniciativa del funcionario electo de impronta determinada con la obligación de poner en marcha nuevamente una estructura de participación ciudadana, como las audiencias públicas, o las Juntas de Participación Vecinal.
No se puede decidir no seguir con una herramienta generada por el gobierno municipal en cumplimiento de la constitución municipal, cuando los vecinos votaron la continuidad de ese estilo participativo de gobierno, o no se habló de escuchar a los vecinos en las campañas respectivas?! Los candidatos más votados encabezan la actual gestión de gobierno municipal.
Es casi perverso pensar que las diferencias y cambios rotativos y alternados de los humores políticos van a dirigir la agenda de políticas municipales. No se puede descartar una herramienta cuando las personas responsables de ejecutarla no se ajustan a un estilo, o no la utilizaron con relativa o conveniente eficiencia.
El vecino reclama la inconsistencia de la aplicación del programa de participación, o reclama el incumplimiento de alguna promesa electoral ? Las diferencias que aparecen en la gestión municipal respecto de la gestión anterior, deberán definirse puertas adentro, ya que hacia afuera los vecinos votamos para que las cosas positivas generadas en cumplimiento de la COM sigan aplicándose corregidas y aumentadas. ¿Nadie valora al presupuesto participativo como herramienta política que permite a los vecinos que participen, se involucren en la cosa pública, fortalece la eficiencia del gobierno y fortalece la gestión de los ciudadanos?
El pueblo no gobierna ni delibera, sino a través de sus representantes, no todo se puede plesbicitar, pero la herramienta de descentralización existe y no se puede ignorar.
El funcionario electo quizá considera que debería rediseñarse, reanalizar, ajustar al “estilo” actual, para que los compromisos que asumió la Municipalidad, se puedan cumplir. El gobierno de la municipalidad es el guardián de los intereses públicos y del bienestar del vecino. El perro es siempre perro aunque le cambien el collar. Y la gente quiere que el perro ladre, porque para eso le da de comer.
Por Eva de Lobos
