Organizar una boda no solo implica elegir el vestido, la comida o el salón: también es una montaña rusa emocional. Así lo vivió una joven que, con mucha ilusión, decidió invitar a sus seres queridos a través de WhatsApp. Pero lejos de recibir muestras de entusiasmo, algunos de los mensajes que le contestaron la dejaron con un sabor amargo.
En una captura que compartió, se ve cómo le propuso a una persona ser su dama de honor. El mensaje venía acompañado de una imagen especialmente diseñada con la clásica frase: “¿Querés ser mi dama de honor?”. La respuesta tardó varias horas en llegar y fue tan seca como inesperada: “Bueno, gracias. ¿Qué tendría que hacer?”.
En otro chat, a quien le ofreció participar del evento simplemente respondió: “Bueno, dejame que lo veo y te aviso cualquier cosa”, sin agregar una palabra de emoción o alegría por el gesto.
Estos mensajes, que para muchos podrían parecer normales o neutros, calaron hondo en la futura novia, que esperaba más entusiasmo de personas importantes en su vida. El contraste entre lo que ella sentía y lo que recibió dejó al descubierto una realidad que muchos enfrentan cuando deciden casarse: no todos comparten el mismo nivel de entusiasmo, incluso cuando se trata de momentos significativos.
La situación generó debate en redes sociales, donde muchos usuarios empatizaron con ella y contaron experiencias similares.
