Clarissa Ward estuvo los últimos días en las calles de Kabul, Afganistán, entre las armas denominadas AK47, disparos y burkas, pudo salir de la capital afgana en un avión de refugiados, según confirmó ella misma a través de un posteo en Twitter.
“En nuestro vuelo y preparándonos para el despegue”, twitteó la corresponsal de CNN, acompañando las palabras con una fotografía que muestra el interior de un avión para evacuados completamente repleto.
“El cuarto ‘pájaro’ en el que se suponía que íbamos a subir acaba de ser retirado. Va a ser una noche larga aquí, especialmente para aquellos con los que estamos hablando y que han estado aquí desde ayer por la noche. Una mujer me acaba de pedir una manta, así que le di mi bufanda”, había twitteado horas antes.

En las últimas horas había experimentado uno de los momentos más aterradores de su carrera, tal como lo describió ella misma. Mientras cubría junto a su equipo las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, un grupo de talibanes se acercó a su productor -que estaba filmando con su celular- con intenciones de agredirlo a él y a sus colegas. La situación se descomprimió gracias a que otro talibán intervino en su defensa por el hecho de ser periodistas, cosa que aparentemente no habían notado los agresores.
Previo a este hecho, mientras caminaba las calles registrando los acontecimientos, un hombre con un “látigo casero” comenzó a amenazarla para que se cubra la totalidad de la cara si quería seguir estando en esa zona sin tener problemas. Luego de lo sucedido, la prestigiosa periodista declaró: “He cubierto todo tipo de situaciones locas, pero esto fue un caos, esto fue realmente una locura. Es muy peligroso y completamente impredecible. Honestamente, para mí es un milagro que más personas no hayan resultado heridas de gravedad”.
