En diálogo con FM La Petrolera, Bautista Álvarez, vecino del barrio Ceferino desde 1993, compartió la historia de cómo decidió convertir un basural en un espacio verde comunitario. A sus 75 años, Álvarez lleva tres años de trabajo constante en el lugar, con la única intención de que los vecinos y, sobre todo, los niños puedan disfrutar de un entorno más sano y agradable.
El vecino explicó que la Unión Vecinal se comprometió a colaborar con la colocación de una mesa y que, además, existen proyectos de otros residentes para mejorar el sector con muros de contención, más plantas y juegos infantiles. “Lo hago para los vecinos, para los niños, porque sé que va a venir el calor y quiero que disfruten”, expresó.
Álvarez reconoce que el proceso no fue sencillo y que al inicio muchos utilizaban el espacio para beber o causar destrozos. Sin embargo, con el tiempo, el cuidado del lugar se transformó en un compromiso colectivo: “Los chicos respetan las plantas y las flores, ahora ellos mismos las cuidan”.
El trabajo diario de Bautista no pasa desapercibido. “Yo estoy jubilado y tengo tiempo para dedicarle. Empiezo desde temprano y trato de mantener todo limpio y verde. Dios siempre provee: pedí una máquina para cortar el césped y los vecinos me regalaron dos”, contó, agradecido.
El vecino subrayó que su tarea no tiene otro fin que embellecer el barrio y dejar un legado: “Lo hago sin egoísmo, lo hago para todos. No tiene otra intención que ver lindo el barrio y que las familias disfruten. Como digo siempre: Dios es la tierra, y lo que uno pone en ella es para la próxima generación”.
La historia de Bautista Álvarez es un ejemplo de compromiso y amor por la comunidad, donde la voluntad de un vecino logró transformar un espacio de abandono en un lugar de encuentro y vida.
