Según relató, el accionar se dio en un contexto que interpretó como provocador, con gestos que calificó de cínicos y burlones, en medio del debate y los reclamos sostenidos por distintos sectores de la comunidad que impulsan la consigna de pirotecnia cero.
«Lo hizo sonriendo, con un gesto cínico y provocador, como si se tratara de un trofeo», sostuvo. Y agregó: «No fue ingenuidad. No fue humor. Fue una burla deliberada».
En su descargo, Virginia remarcó que no se trató de una acción ingenua ni humorística, sino de una burla deliberada hacia proteccionistas, familias de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), personas mayores y personas con hipersensibilidad auditiva, quienes vienen reclamando mayor empatía, cuidado y responsabilidad en relación al uso de pirotecnia.
«Mientras pedimos empatía, cuidado y responsabilidad, él celebra el estruendo. Mientras hablamos de derechos, ellos juegan a ganar “batallas” imaginarias», indicó.
Finalmente, cuestionó el rol de los representantes públicos: «cuando un representante público (al que le pagamos el sueldo con nuestros impuestos) elige burlarse, queda claro que no está a favor de las minorías».
