Esa es la situación de 27 ocupantes que permanecen en los dos barcos poteros que fueron capturados en aguas jurisdiccionales argentinas pescando ilegalmente y obligados a amarrar en el puerto de Comodoro Rivadavia.
Justamente en esa terminal marítima están desde el 26 de diciembre del año pasado, hacen este miércoles exactamente 140 días.
Así lo explicó el prefecto mayor Carlos Fernández, jefe de la Prefectura naval Argentina con asiento en Comodoro Rivadavia donde están los barcos Lu Rong Yu 6177 y Lu Rong Yu 6178, ambos pesqueros pertenecientes a la República Popular China.
El prefecto mayor destacó el comportamiento de los tripulantes quienes, a pesar de estar cautivos en la propia embarcación no provocaron ningún inconveniente.
De la dotación, los más comprometidos por el incidente de la pesca ilegal son los capitanes, ya que son los responsables de todas las decisiones que se toman a bordo, recordó la emisora valletana LU20.
Algunos ya volvieron a su lugar de origen pero 12 permanecen en un barco y 15 en el otro, con la particularidad de que la empresa armadora, que es la que debe responder por sus trabajadores, ni apareció.
Sí lo hizo la embajada china con sede en Buenos Aires que los asistió humanísticamente mientras se espera el desenlace institucional, algo que no parece estar muy cercano si se tiene en cuenta que durante tanto tiempo estuvieron a la espera sin que exista una respuesta.
Ambos barcos están amarrados al muelle de Comodoro Rivadavia con la carga en su interior que en apariencia está conservada por los equipos de frío propios de la embarcación, a las que se provee de energía eléctrica desde la banquina.
Los tripulantes fueron autorizados a bajar de las embarcaciones y salir del muelle no sin preocupación para las autoridades de la prefectura ya que deben velar por la seguridad de los ciudadanos chinos que están bajo su custodia.
“Salen, hacen las compras y vuelven” describió el prefecto Fernández, quien permanentemente destacó el buen comportamiento de los orientales que no hablan nada del idioma, salvo el caso de dos que no volvieron más y cuyo paradero se desconoce.
