Con apenas 12 años, Ciro ya sabe lo que quiere. Hace cuatro meses realizó un curso de barbería en la peluquería Ponte Perro, terminó la capacitación hace un mes y decidió dar un paso más: armó su propia barbería en un pequeño espacio de su casa, en Plácido Glatigni 1036, donde en solo dos semanas ya atendió a unas 30 personas.
“Me gustó ser barbero porque me atrae, me gusta el oficio, me gusta agarrar el pelo”, contó el joven, que cursa la escuela Perito Moreno y recientemente pasó a segundo año. Con esfuerzo propio, Ciro comenzó a trabajar para ganar su plata, ayudar a su familia y poder vacacionar con su mamá.
Su primer cliente fue alguien muy especial: su hermanito. A partir de ahí, vecinos y conocidos empezaron a acercarse sin dudar. “Los clientes se van contentos y que vengan sin miedo, porque confían”, aseguró con orgullo.
Con el dinero que fue ganando, Ciro logró comprarse una máquina especial para hacer diseños, uno de los cortes más pedidos. “Eso me lo pidieron bastante”, explicó. Los clientes suelen llegar con el corte ya elegido y él se encarga de replicarlo.
Aunque todavía le faltan elementos para completar su barbería —como una silla profesional, luces y decoración—, el joven no se desanima. Algunos muebles fueron prestados por su abuela, quien lo ayudó a dar el primer paso. “Después me los voy a comprar yo”, afirmó.
Durante el curso de barbería fueron pocos los chicos que se animaron, pero Ciro fue uno de los que decidió seguir adelante. Ahora, entre las vacaciones, el trabajo y sus ganas de crecer, sueña con seguir equipando su espacio y consolidarse en el oficio que eligió por pasión.
Para quienes quieran acercarse, pueden comunicarse al 297-526-2431 y reservar su turno.
