La emoción pasó por el apagón y posterior diluvio que azotaron al Sur del GCBA. Con el empate, el Gasolero mantuvo la categoría y el Bicho accedió a la Liguilla Pre-Sudamericana. Todos felices…
Había muchísimo en juego en el Beranger, aunque el desarrollo del encuentro no despertó grandes emociones. Temperley recibía a Argentinos con el objetivo de sumar un punto para mantener la categoría, mientras que la visita tenía la chance de ingresar a la Liguilla Pre-Sudamericana con la parda. Y pasó lo que todos los escépticos suponían. Nadie arriesgó. Nadie se animó. Nadie se comprometió. Nadie nada. Así, el partido transcurrió entre toqueteos intrascendentes y escasas aproximaciones a cualquiera de las áreas. Ni hablar de remates al arco. Se podía jugar hasta mañana que nada iba a suceder…
El pacto implícito de no agresión se llevo a cabo tan al pie de la letra que lo más destacado de la tarde estuvo en factores ajenos al juego. Cuando comenzaba el segundo tiempo, se produjo un apagón en el Sur, que obligó a interrumpir el partido y cortar la transmisión. Cinco minutos después se reanudó la acción bajo un diluvio y el estadio del Gasolero reflejó una imagen apocalíptica. Eso sí, el terror no invadió a ninguno de los equipos, que tenían claros sus intereses.
Los minutos pasaron sin demasiada agonía y los hinchas del Celeste, con el pitazo final, desataron el festejo por la permanencia en Primera. El Bicho, por su parte, disputará ante Banfield la primera ronda de la Liguilla Pre-Sudamericana. Y sí, salió todo redondo…
