Tasas en las nubes: el costo oculto de la estrategia económica

El plan para desarmar las Lefis desató una tormenta financiera: pesos desbordados, dólar presionado y crédito imposible. Mientras tanto, el Gobierno apuesta todo a llegar a octubre con calma cambiaria, aunque sea a costa de enfriar la economía.

sábado 16/08/2025 - 18:00
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El tablero económico argentino volvió a sacudirse por una jugada arriesgada: la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefis). Lo que se presentó como una estrategia para ordenar la política monetaria terminó, según los analistas, en un movimiento de “mala praxis” que liberó $15 billones sin un plan de contención.

En pocos días, la base monetaria se expandió en unos $10 billones, empujando la demanda de dólares y alterando la delicada calma que el Gobierno buscaba sostener. La respuesta fue drástica: tasas de interés que hoy duplican la inflación esperada, plazos fijos que rinden hasta 45% anual y un crédito prácticamente inaccesible.

“El sistema financiero quedó atrapado entre la necesidad de contener el dólar y la de no asfixiar la actividad”, explicó el economista Marcelo Capello.

Una economía en modo reacción

El Palacio de Hacienda intentó frenar la hemorragia con subastas de deuda, pases pasivos y un endurecimiento de encajes que trepó al 50%. Pero las licitaciones de agosto mostraron señales de alerta: sólo se logró renovar el 61% de los vencimientos, pese a convalidar tasas altísimas.

“El Gobierno actúa en modo reflejo, pero sin una estrategia clara de largo plazo”, advirtió la economista Nancy Villarruel, quien definió la tasa actual como “volátil, imprevisible y hasta prohibitiva”.

Mientras tanto, la inflación de julio dio un respiro, ubicándose en el rango esperado por Economía. Sin embargo, los analistas ya anticipan que agosto mostrará registros más altos, con un piso del 2,2% mensual.

El trasfondo político

La economía y la política se entrelazan en un punto crítico: las elecciones de octubre. La apuesta oficial es clara: mantener al dólar bajo control, aunque la contracara sea un parate en la actividad y un costo financiero explosivo.

Si el oficialismo consigue mejorar su representación legislativa, podría avanzar en un ajuste moderado del tipo de cambio y una baja de tasas. De lo contrario, advierten los economistas, el riesgo es que gobernadores y oposición impulsen un mayor gasto, alimentando expectativas inflacionarias y devaluatorias.

“Hoy el Gobierno eligió no correr riesgos: estabilidad cambiaria por encima de todo”, resumió Capello.

Un equilibrio frágil

El mercado, sin embargo, no perdona contradicciones. Reclama libertad, pero también tasas de referencia. Quiere un dólar estable, pero no soporta tasas prohibitivas. Y en ese laberinto, la administración de Luis Caputo oscila entre parches y volantazos.

La conclusión de Carlos Arriazu es tajante: “Contener el dólar no alcanza. El esquema actual encarece el crédito, enfría la economía y termina elevando la inflación futura”.

El desenlace de esta pulseada se juega en dos meses clave: llegar a octubre sin corrida y con la actividad aún respirando. Por ahora, el Gobierno ya mostró cuál es su carta: tasas altísimas como dique de contención. La pregunta es cuánto aguanta la economía real ese nivel de presión.

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