En un partidazo, el Ciclón -que ya salió de la minicrisis con su segunda victoria seguida- llegó otra vez a la cima de la mano de sus delanteros: doblete de Cauteruccio y uno de Blandi. Eso sí, sufrió hasta el final…
Y San Lorenzo va. Ya pasó el tsunami que parecía llevárselo por delante, aquellos golpes consecutivos en copas (Argentina y Sudamericana) y el clásico con Boca. Venía de sacar la cabeza en Bahía y confirmó con su gente, en un Gasómetro que lo sigue respaldando. Sin Belluschi, lesionado, con dos delanteros que están en fuego como el clima porteño: Cauteruccio y Blandi, los delanteros de punta. Sufrió de más, le faltó convertir todo lo que generó, hubo suspenso hasta el final por el 3-2 de Vadalá a los 39’, pero lo sacó adelante y ya está arriba con Estudiantes y uno sobre Boca, aunque con un partido de más.
San Lorenzo se quedó corto de goles, metió tres con sus goleadores y pudo haber hecho más. Fue dominador total salvo en un pasaje del primer tiempo, cuando estaban en cero, pero el tiro libre a colocar de Cauteruccio con ayuda de la barrera abrió el partido y le dio oxígeno. Y en arranque del ST pareció liquidarlo con el cabezazo de Blandi, y después generó por las puntas, con Cerutti por derecha y Caute por izquierda. Justamente el testazo del uruguayo pareció liquidarlo y era todo fiesta, pero enseguida llegó el golazo de Vadalá que generó ese temor impensado.
Fue 3-2, ajustado pero cómodo en el juego. Cerró a puro sufrimiento contra un Tate que apretó y tuvo un zapatazo de Rolle que pasó cerca, con el que se terminó el partido. El Ciclón está de pie, con Ortigoza como bandera y sus goleadores que no paran. Y vuelve a mirar la tabla de arriba y piensa cerrar el año a pura pelea más allá de los golpes. Aguanta el Ciclón.
