El 15 de agosto, la comunidad educativa de la Escuela Juan XXIII despidió con profunda tristeza a María Sabina Lavayen, quien dejó de existir tras una vida dedicada a la enseñanza y al cariño de sus alumnos.
Sabina, con su hermosa sonrisa y su espíritu bondadoso, marcó a todos los que tuvieron el privilegio de conocerla. No solo fue una maestra ejemplar dentro del aula, sino también una guía y amiga para generaciones de estudiantes.
La comunidad de la Fundación Obra del Padre Corti la despidió con estas emotivas palabras: “Madre, amiga, docente ejemplar. Quedarás en el corazón de todos los que te conocieron”.

Su entrega y amor por la enseñanza traspasaron las paredes del colegio, pues como comentó un miembro de la comunidad: “La seño más buena del colegio. La querían incluso los chicos que no eran sus alumnos”.
Los mensajes en su memoria no se hicieron esperar: “Excelente maestra, siempre con esa sonrisa hermosa”, o “Gracias por tu cariño. Me quedo con tus charlas hermosas y esa sonrisa que transmitía alegría”.
