El payaso contó cómo reacciona con sus fans cuando lo descubren.
Fabián Alberto Gómez, más conocido como Piñón Fijo estuvo de visita en el programa Mañanísima y brindó una entrevista a corazón abierto: «Cuando llegué en 2002 a Buenos Aires, estaba muy asustado. Ahora en octubre se cumplen 20 años de mi programa en El Trece», recupera Clarín.
«Con la fama extrema llegó la obsesión por querer verte sin maquillaje», le dijo Pampito, panelista del ciclo conducido por Carmen Barbieri, al hacer un repaso de su exitosa carrera.
Es que es de público conocimiento que el payaso cordobés más querido por los niños es muy celoso de no mostrar su verdadera imagen y evita sacarse fotos en público con su rostro al natural.
Sobre este tema, aseguró: «Es parte del juego, después lo aprendí. En ese momento, sobre todo al principio, no me fue muy cómodo, sinceramente».
Aunque reconoció que con el tiempo fue cediendo y no le parece tan gravitante: «Ahora estoy más viejo y le doy otra dimensión a las cosas y el tiempo hace lo suyo y desdramatizó también. Quizás uno también tuvo una actitud, entre la producción que uno tenía, casi histérica en ese sentido».
Por su parte resaltó que hoy se lo toma con más gracia: «Hoy en día me cruzo a alguien, sin maquillaje, y cuando hablo me descubren. O me dicen: ‘tenés la voz igual que Piñón’. Es que soy Piñón. Y no me creen, ja. Se quedan porque la discusión es al revés».
Dentro de sus excusas para no dejarse fotografiarse cuando está de civil y no con su personaje, reconoció que muchas veces se sacó de encima la situación y responsabilizó a su jefe, Adrián Suar.
«Por ahí le echo la culpa a Adrián (Suar). Me piden sacarme una foto cuando estoy normal y les digo ‘no, Adrián no sabés. No me deja’. Y ahí me responden: ‘Ah, entonces no'», dijo entre risas.
Luego, relató una anécdota que ocurrió hace unos años cuando viajó a España a hacer un show. «El personaje de uno allá no es tan conocido como acá. Estaba en Madrid hace unos años y me dio ganas de hacer algo en la calle y me puse a hacer de mimo. Solo por amor al arte, porque nadie me frenaba en la calle ni nada. Imaginate que ni pasaba la gorra».
«Y de repente pasa un muchacho, un cordobés buena onda que me dice de pasada: ‘sos igualito al original eh’. Y cuando le dije que era el original, no lo podía creer, nos sacamos fotos, todo», concluyó.
