Para Menna, es patético el rol de Das Neves

El escándalo que se ha desatado en torno a las elecciones del 20 de marzo empezó mucho antes, cuando se dictó el decreto 630 de convocatoria anticipada. Al carecer la Provincia de un Código Electoral…

sábado 26/03/2011 - 0:30
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El escándalo que se ha desatado en torno a las elecciones del 20 de marzo empezó mucho antes, cuando se dictó el decreto 630 de convocatoria anticipada. Al carecer la Provincia de un Código Electoral propio, el decreto 630 dispuso regir el proceso por el Código nacional. Hasta allí nada que objetar. Pero en ese mismo decreto, el gobernador metió mano en el Código y alteró sin intervención de la Legislatura la fecha de las elecciones prevista en la norma para el tercer domingo de octubre.

No debe olvidarse que el artículo 256 de la Constitución Provincial atribuye esa prerrogativa en forma exclusiva a la Legislatura. Sin embargo, el gobernador Mario Das Neves adelantó las elecciones en siete meses de manera autocrática e inconstitucional.

Más allá de las consideraciones legales, lo cierto es que la maniobra fue el germen de lo que se vendría.

Si por fraude en materia electoral se entiende toda acción que procura obtener una ventaja impropia sobre los adversarios políticos, la convocatoria anticipada fue un acto tramposo, ya que el gobernador, que competía con un delfín en la contienda y disponía de los recursos del Estado para su provecho (desplazamiento en aviones y móviles oficiales, millonaria pauta publicitaria oficial, inauguración de obras o firmas de contratos con los carteles “gestión Buzzi” o “gestión Das Neves” que son un verdadero culto antirrepublicano a la personalidad, etcétera), madrugó al resto de las fuerzas políticas obligándolas a un calendario forzado y sin igualdad de condiciones.

Pero, además, ese adelantamiento dio lugar a un proceso electoral improvisado y desprolijo, como ha quedado en evidencia con este desenlace que avergüenza y a casi una semana de las elecciones aún no sabemos quién es el nuevo gobernador.

Los “errores” que se denuncian desde el Frente para la Victoria -muchos de ellos admitidos desde el dasnevismo aunque como “involuntarios”- deslegitiman absolutamente el anuncio oficial que confiere el triunfo al dasnevismo.

La trasnochada y patética conferencia de prensa de la madrugada del lunes, en la que Das Neves,
en compañía de Camaño, Castrilli y De Narváez, se adjudicaba el triunfo y en la cual el candidato Buzzi era el gran ausente, viene a reforzar la impresión de que se procuró ganar de prepo, para los medios nacionales y a pesar de que los hallazgos posteriores de actas truchas y sobres tirados fuera de las urnas ponían en entredicho la legitimidad del escrutinio provisorio.

Ni triunfo por el 70% ni hubo pesaje de los votos. Apenas una victoria pírrica que más que proyectar nacionalmente a Das Neves lo convierte en el hazmerreír de la opinión pública nacional y de sus propios compañeros del Peronismo Federal y por otro lado desnuda la endeblez política de quien se prestó a actuar de simple personero de esos propósitos.

Más allá de las diferencias partidarias e ideológicas, hoy nadie cree en el escrutinio provisorio (salvo, claro, los interesados y los partícipes de las maniobras fraudulentas). Ni siquiera los que de buena fe votaron por el oficialismo.

Es por ello que llama la atención la negativa del Tribunal Electoral Provincial a disponer la apertura de todas las urnas y el conteo uno por uno de los votos.

Frente a tamañas irregularidades gestadas desde la misma convocatoria electoral efectuada por Das Neves, el conteo voto por voto es la única forma de que los ciudadanos confiemos y creamos que el próximo gobernador realmente surgió de la voluntad popular.

Por Gustavo Menna (Abogado constitucionalista)

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