El peculiar pasillo que Estudiantes le realizó a Rosario Central sigue generando repercusiones luego de que Pablo Dóvalo, árbitro del encuentro por los octavos de final del Torneo Clausura 2025, confirmara que informará al Tribunal de Disciplina que el protocolo no se llevó a cabo como correspondía.
Aunque los jugadores del Pincha dieron cumplimiento formal a la exigencia de la Liga Profesional de Fútbol (LPF), lo hicieron de espaldas, en señal de protesta por el título otorgado al conjunto rosarino días antes, y ese gesto derivó en la intervención del juez. Dóvalo explicó que recibió instrucciones precisas por parte de la AFA y de la Liga sobre cómo debía desarrollarse el reconocimiento al campeón del año.
Sin embargo, al observar la acción dentro del campo, concluyó que no se cumplió lo indicado. “A mí me informaron un protocolo y ese protocolo no se cumplió, lo único que puedo hacer es informarlo”, declaró el árbitro en una entrevista con ESPN tras el partido. Aunque evitó emitir juicios de valor sobre la actitud de los jugadores, remarcó que su función obliga a reportarlo formalmente.
Según señaló el propio Dóvalo, antes de que los equipos salieran al campo no había sido advertido por Estudiantes acerca de la intención del plantel de realizar el pasillo de espaldas. Sí reconoció que notó conversaciones entre los futbolistas en el túnel y que incluso el arquero de Central, Fatu Broun, le comentó algo al respecto. Pero aclaró que no es su rol evaluar motivaciones internas: “Me informaron de AFA y la Liga lo que iba a pasar, y la actitud de los jugadores de Estudiantes fue una decisión propia que no me compete nada, pero elevaré el informe como corresponde”.
El episodio generó todavía más debates cuando trascendió que jugadores como Leandro González Pirez y José Sosa dialogaron con Ángel Di María y Broun para aclarar que la postura no estaba dirigida contra ellos, sino contra la determinación institucional. Según pudo saber TyC Sports, la premisa que circuló entre los futbolistas fue “de espaldas al poder”, una consigna que buscaba marcar desacuerdo con la consagración definitoria otorgada al Canalla durante la semana.
