En su primera entrevista como jugador de Boca, el delantero que llegó al equipo la semana pasada contó una anécdota desconocida que involucra a su actual jefe. «Le preguntaba si iba a volver al club y me regaló su camiseta», reveló. En tanto, sobre su fanatismo por los colores, expresó que «a veces no me alcanzaba para comprar la entrada, pero me la rebuscaba». Y repitió: «Esto es un sueño que tengo desde chico».
Daniel Osvaldo está cumpliendo el tradicional «sueño del pibe», ni más ni menos. Excluido del plantel del Inter por una pelea con Mauro Icardi y sin otro club interesado del Viejo Continente, se le abrieron las puertas de un regreso a Argentina y justamente a Boca, el club de sus amores. Ayer por la tarde vibró desde un palco de la Bombonera, hoy practicó unos minutos en el ensayo formal y ya se imagina el debut. Pero también se hizo un espacio para concederle una entrevista exclusiva al sitio oficial de la institución.
«Hace 10 años que estoy afuera y es todo muy nuevo, son otros desafíos, y encima estoy en el club que soñé desde chico. Seguro es muy distinto el fútbol de Argentina, pero pude adaptarme en muchos campeonatos y espero hacerlo acá también», relató el atacante, que paulatinamente adquiere su mejor versión física y futbolística para entrar en los planes de Rodolfo Arruabarrena, el entrenador.
Y justamente una anécdota imperdible lo une con el «Vasco», a quien se cruzó hace algunos años en el mismísimo campo de juego. «Una vez, en Europa, me tocó enfrentarlo como jugador y le agradecía por las alegrías que nos dio a los hinchas de Boca. Le preguntaba si iba a volver a jugar en Boca y me dio su camiseta», narró el hombre que llegó para jerarquizar la faz ofensiva durante los próximos seis meses.
Desde luego, Osvaldo nunca ocultó su fanatismo por el «Xeneize» (llegó a convertirle dos goles en un amistoso con Espanyol y no los gritó) y ante los micrófonos contó algunas de las historias de su pasado como un hincha común y corriente. «Cuando era chico venía siempre a la cancha, a veces no tenía con quién venir o no me alcanzaba para comprarme la entrada, pero me las rebuscaba. Incluso ya siendo jugador vine en varias oportunidades», expresó.
«No tengo el ritmo de los chicos, que ya terminaron la pretemporada y están mucho mejor que yo. Pero no me cuesta ponerme bien físicamente y en breve estaré disponible. No veo la hora de jugar en la Bombonera», compartió su anhelo el refuerzo top del fútbol argentino, que podrá quedarse más allá de junio siempre y cuando el equipo acceda a las instancias decisivas de la Libertadores.
Para finalizar agradeció la onda del plantel y el recibimiento de cada uno de sus compañeros: «Los chicos me mataron en la bienvenida, me mandaron al túnel… Enganché a tres o cuatro, que en algún momento se las voy a devolver, ja… Bromas, todo muy relajado y divertido. La verdad, encontré a un grupo espectacular, me están tratando de 10 desde que llegué».
