Ambos cayeron y San Lorenzo podría ser campeón mañana si vence a Estudiantes y Lanús, plagado de suplentes por su final copera, no puede ganarle a Boca en el sur del Gran Buenos Aires.
Ñuls sumó su séptimo partido sin ganar pero no sólo eso: All Boys le ganó bien 3 a 1 en Floresta y podría haberle metido un par más. El equipo rosarino perdió la chance de meterle presión a San Lorenzo y ahora espera un milagro.
En su camino de regreso a Rosario, seguramente el plantel de Newell’s seguirá preguntándose qué pasó. El equipo salió en Floresta a jugar el último cartucho, una chance más que le dio este torneo irregular, tanto que aún tenía chances sin haber ganado en las pasadas seis fechas (ahora siete). Pero en dos minutos, All Boys, que venía con el envión de haberle ganado a Boca, le pegó otro cachetazo. Y el equipo rosarino apenas si reaccionó en el segundo tiempo, para hacer el del honor. Perdió, y bien, 3-1 en Floresta y todavía debe estar preguntándose qué fue lo que ocurrió. Eso si, aún puede soñar con un milagro, todo dependerá del resultado de San Lorenzo…
Nunca hizo pie en Floresta. Inconexo, sin poder manejar bien la pelota, Newell’s se encontró con dos goles en contra cuando aún no habían pasado diez minutos desde el arranque. Primero Maxi Núñez y después Espinoza definieron maravillosamente a los 8 y a los 9 y pusieron al local 2-0. Pero no sólo eso: aún ganando, el Albo siguió yendo (Matos se lo perdió abajo del arco) y casi mete alguno más. El tercero llegó en el final del primer tiempo, con otra linda definición de Grana. ¿Newell’s? Pareció no haber estado en cancha.
Ya en el segundo, la cosa no cambió demasiado. All Boys no arriesgó mucho pero siguió yendo al área de Guzmán. Y llegando con peligro: lo mejor que le pudo pasar a la defensa visitante fue la salida de Alejandro Barbaro, que los volvió locos en los primeros 45. El gol de Pablo Pérez, luego de una linda jugada colectiva de los rosarinos, fue de lo mejorcito que pudieron armar. Pero no le alcanzó. Otra vez, al igual que en los últimos siete partidos, Newell’s dejó pasar la chance. Si tendrá una más depende únicamente de San Lorenzo. Y después, del partido con Lanús.
En tanto en el Viaducto, Belgrano goleó 4-1 a los de Sarandí y le puso punto final al sueño de Arsenal. El Picante Pereyra, Teté González, Farré y Damián Pérez, en contra, marcaron los goles del Pirata, mientras que Nervo fue el autor del descuento de los del Viaducto.
«Falta dar el salto de calidad». No es habitual que un técnico marque con tanta crudeza los defectos que ve en su equipo. Gustavo Alfaro lo hizo. No ahora, claro, sino cuando promediaba el campeonato. Arsenal todavía no se había metido de lleno en la pelea, pero pintaba para hacerlo. ¿Regularidad? ¿Juego? ¿Contundencia? No, lo que mantuvo al Arse con chances hasta la penúltima fecha fue la irregularidad del torneo. Ojo, esto no quiere decir que la campaña haya sido mala, de hecho apenas pedió cuatro partidos. Sin embargo, nunca mostró ese salto de calidad del que tanto habló Alfaro.
Ricardo Zielinski es tu técnico astuto, manioso, y si hay algo de lo que sabe es de estrategia. Entonces, seguramente antes del partido se haya preguntado cómo complicar al equipo de Alfaro. ¿Cómo? Cediéndole el protagonismo. Lógico, al fin y al cabo el que estaba peleando el torneo era Arsenal, ¿no? Ahí estuvo la llave del triunfo: a pesar de tener la pelota, el local nunca supo qué hacer con ella.
Proponer no es el fuerte de Arsenal. Sí la pelota parada, justamente uno de los valuartes del trabajo de Zielinski. Entonces lo que suele lastimar a todos no hizo efecto en Belgrano, que esperó en bloque y cuando tuvo la pelota salió disparado de contra aprovechando la velocidad de un Bueno que, para colmo, tuvo una tarde brillante, la mejor desde que llegó a la B. Comandó todos y cada uno de los ataques visitantes, le hicieron el penal con el que el Picante Pereyra puso el 1-0, habilitó de forma exquisita a Teté González en el segundo y, de no ser por el travesaño, hubiera hecho un golazo descomunal en la jugada que finalmente terminó con el tanto de Farré.
Belgrano pirateó el sueño del Viaducto jugando a lo que juega Arsenal. O a lo que juega Zielinski, todo depende de cómo lo mire. Lo único cierto es que Alfaro tenía razón: faltó el salto de calidad.
