En el barrio 30 de Octubre, la solidaridad se volvió una herramienta fundamental para enfrentar la crisis social y económica. Hace seis años, Laura decidió crear el Merendero Arcoiris, un espacio que comenzó en plena pandemia y que hoy sigue sosteniendo a 40 niños y 20 familias.
“Empecé en la pandemia porque fue la época en donde más necesidad se vio acá en el barrio, tanto en los niños como en las familias”, relató Laura Cardoso, quien desde entonces mantiene la iniciativa casi en soledad, aunque con la compañía de Lorena Painemal, vecina que se sumó hace tres años.

Dos veces por semana, los martes y jueves, preparan leche, pan, tortafritas y otras comidas caseras. “Los chicos vienen con una botella y les damos la leche. Se llevan algo en una bolsita, y algunos adolescentes se quedan a charlar un rato”, cuentan.
Si bien el merendero supo tener un espacio propio en la vecinal, este año debieron trasladar la actividad a la casa de Laura debido a trabas burocráticas. Aun así, cada semana cuelgan la bandera en la ventana para que los vecinos sepan que allí hay un lugar de encuentro y contención.

“La necesidad se siente más fuerte este año. Hay chicos que vienen con las zapatillas rotas y familias que nos piden hasta un paquete de fideos o té. Sabemos bien quiénes son los que más necesitan y tratamos de darles una mano siempre”, expresó Lorena.
La historia del Merendero Arcoiris es un reflejo de la resiliencia y el espíritu comunitario de un barrio que se niega a rendirse. Es una prueba de que, incluso cuando la crisis aprieta, la solidaridad de unos pocos puede ser el sostén de muchos.

Quienes quieran conocer mas de esta labor solidaria o colaborar pueden hacerlo a través del Facebook Merendero Arcoiris.
